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Capítulo 27 – El Veneno de la Venganza

Maxime

El silencio reina en el apartamento. Léa sigue en el sofá, con los brazos cruzados, su mirada fija en la mía. Espera explicaciones, y sé que no dejará el asunto.

Retiro lentamente mi camisa manchada de sangre y la tiro sobre una silla.

— Dime qué pasó, Maxime.

Mi mandíbula se tensa.

— ¿Realmente quieres saber?

Ella no parpadea.

— Sí.

Me acerco y coloco mis manos sobre sus hombros.

— He solucionado un problema. Alguien me ha traicionado.

Sus ojos se agrandan.

— Y tú... ¿lo has...

— Hice lo que tenía que hacer.

Ella retrocede un paso, una sombra de incertidumbre cruzando su rostro.

— ¿Me estás diciendo que has matado a alguien esta noche?

Suspiré, pasando una mano por mi cabello.

— Léa, este mundo no funciona con juicios y abogados. Son ellos o yo.

Ella baja la mirada, su respiración ligeramente temblorosa.

Me acerco de nuevo y deslizo un dedo por debajo de su mentón para obligarla a mirarme.

— Moretti no se detendrá. Debo golpear antes que él.

Ella frunce el ceño.

— ¿Y yo en todo esto? ¿Qué soy? ¿Solo una distracción entre dos ajustes de cuentas?

Tomo una respiración.

— No. Eres mucho más que eso.

Su mirada titubea.

— Entonces, pruébalo.

Un desafío.

Asiento lentamente.

— Quédate aquí. Me encargaré de todo.

— No quiero quedarme aquí esperando a que regreses cubierto de sangre.

Aprieto los puños.

— Es mejor así.

Ella sacude la cabeza, exasperada.

— Deja de decidir por mí.

Me da la espalda y entra en la habitación, cerrando la puerta de un golpe.

Me quedo un momento mirando la puerta cerrada.

Luego tomo mi teléfono.

— Prepara todo. Esta noche, atacamos.

---

Sede de Moretti – El Próximo Objetivo

En una lujosa villa, Moretti está sentado en un sillón de cuero, con un vaso de whisky en la mano. Fija la pantalla frente a él.

Una foto de Léa.

Golpea su vaso con el dedo, una sonrisa maliciosa en los labios.

— Realmente le importa, murmura.

Su brazo derecho, un hombre de complexión imponente, asiente.

— Ella es su punto débil.

Moretti bebe un sorbo y deja el vaso sobre la mesa.

— Entonces nos aprovecharemos de eso.

Desliza un dossier hacia su hombre de confianza.

— Quiero que desaparezca esta noche.

---

La Noche Caerá – El Asalto

Estoy escondido en la sombra de un almacén abandonado.

Delante de mí, el escondite de uno de los hombres de Moretti.

La hora de la venganza ha llegado.

Hago una señal a mis hombres. Tres siluetas se deslizan silenciosamente a mi lado.

— Sin errores, digo en voz baja. Entramos, eliminamos y recuperamos la información.

Asienten.

Ajusto mi arma, respiro profundamente, y luego me deslizo hacia la puerta trasera.

Un guardia.

Lo agarro por detrás y le corto la garganta antes de que pueda gritar.

Su cuerpo se desploma sin ruido.

Avanzo.

Otro guardia patrulla cerca de un coche.

Un disparo silencioso.

Él cae.

Entramos.

El interior está débilmente iluminado, con cajas de armas apiladas en un rincón.

Tres hombres discuten alrededor de una mesa.

Hago una señal a mis hombres.

Abrimos fuego.

Las balas silban.

Los enemigos caen uno a uno.

Un último hombre intenta huir.

Lo alcanzo y lo empujo contra una pared.

— ¿Quién te dio mi información?

Tiembla.

— Yo... No sé... Moretti...

Aprieto los dientes y coloco mi arma contra su cráneo.

— Mala respuesta.

Disparo.

Su cuerpo se desploma.

Registro rápidamente la habitación y encuentro un dossier sobre la mesa.

Lo abro.

Fotos de mí.

Y de Léa.

Mi corazón se detiene un latido.

Moretti ya no solo me apunta a mí.

Él quiere a Léa.

M****a.

— ¡Nos movemos!

Tomo los documentos y salgo apresuradamente.

Debo regresar antes de que sea demasiado tarde.

---

Léa – El Secuestro

Léa sigue en el apartamento, sentada en la cama, pensativa.

Recuerda las palabras de Maxime.

¿Realmente puede confiar en él?

Un ruido en el pasillo.

Se levanta de golpe.

Su corazón se acelera.

Algo no va bien.

Se dirige hacia la puerta, pero antes de que tenga tiempo de reaccionar, es violentamente arrojada al suelo.

Un saco negro es presionado sobre su cara.

Ella grita, lucha, pero unos brazos poderosos la levantan.

Todo se vuelve negro.

---

Regreso al Apartamento – Demasiado Tarde

Subo las escaleras de dos en dos, la adrenalina quemando mis venas.

Abro la puerta de golpe.

Vacío.

— ¿Léa?

Ninguna respuesta.

Luego veo.

Una silla caída.

Marcas de lucha.

Un mensaje escrito en letras rojas en la pared.

"Ven a buscarla."

Un escalofrío helado recorre mi espalda.

Aprieto los puños.

Moretti acaba de firmar su propia condena.

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