Maxime
Saco mi teléfono y marco un número.
— ¡Mierda, Maxime, ¿qué está pasando? pregunta Adrien al descolgar.
— Han tomado a Léa.
Un silencio pesado.
— ¿Moretti?
— ¿Quién más?
Un sonido de vidrio roto al otro lado de la línea.
— Joder. ¿Qué hacemos?
Miro de nuevo la habitación, buscando una pista, un detalle que me diga a dónde la han llevado.
— Los vamos a rastrear. Hasta el último.
---
Léa – Prisionera en la Sombra
Abro lentamente los ojos.
Me duele la cabeza.
Tengo la boca seca, un dolor punzante en la parte posterior del cráneo.
¿Dónde estoy?
El olor a humedad y metal me golpea primero.
Estoy atada.
Las muñecas unidas en la espalda, los tobillos atados.
Mi corazón se acelera.
Intento liberarme, pero las ataduras son apretadas.
— No sirve de nada que te debates.
La voz resuena en la habitación.
Levanto la cabeza y descubro a un hombre apoyado en la pared, una sonrisa arrogante en el rostro.
— ¿Quién eres tú?
Se acerca lentamente, se agacha frente a mí.
— Puedes llamarme Riccardo.