— Me va a perdonar el atrevimiento Don Maximiliano, pero ésta mañana Doña Hipólita nos aseguró que está usted interesado en su hija Laura.
— Eso es algo que quisiera, que pusiera en claro señor mío — dijo mi padre muy seriamente — Se le han abierto las puertas de esta casa y espero que tenga usted una la decencia de aclarar la situación, no me gustaría que el buen nombre de mi familia anduviera de boca en boca.
— No sé de dónde ha sacado Doña Hipólita tal afirmación, Don Fernando, pero le aseguro que hoy mismo aclararé este asunto con Don Francisco; lo que sí le puedo asegurar, es que lo que usted y yo hablamos sigue en pie, le doy mi palabra de que no será de otra manera.
Ahora que sabía que se referían a nuestro compromiso matrimonial, aunque no lo dijeran abiertamente, mis sentimientos hacia él eran mucho más fuertes.
Terminamos de comer y nos llevaron café para los caballeros y te para nosotras al salón, mi padre comenzó a hablar de negocios con Maximiliano y mi madre de