—¡Ja! ¡Ahí tienen a su santa, la que no rompe un vaso! —dice Jefferson con una carcajada—. Y mira cómo se le nota el dragón… pero debajo de ese pantalón ajustado, qué descarada, hermana mayor. Espera...¿ese no es mi pantalón deportivo Nike edición limitada?
Suzy, no sabe si correr o esperar que la trague la tierra, no se le ocurre nada para justificar la presencia de un hombre en su penthouse. —Namaste...— saluda Tenzin inclinando la cabeza por respeto, muy nervioso, mientras trata de cubrirse el pecho con la camisa con dibujitos de marihuana, avergonzado—perdón por la interrupción. —¡Santos cielos, hija!—dice su madre mientras se lleva ambas manos a la boca. —¡Suzy! ¡Necesito que expliques esta situación! ¿que haces con este hombre en tu casa en esas fachas estando casi comprometido?—gruñe su padre. Sin perder la oportunidad, se le enciende el bombillito, Suzy se aferra al brazo de Tenzin y sonríe. —Papá, mamá… no quería decirles porque no sabía cómo lo iban a tomar, —dice con cara dramática mejor que una actriz —pero ya estoy comprometida con Tenzin. — ¿Qué?— Tenzin siente que se atraganta con el aire. —¿Tenzin?—repite su padre. —Si... Él es un hombre con una visión muy grande, viene de china. Nos comunicamos por correspondencia porque en el Tíbet no usamos teléfono. El estudió en un monasterio MUY IMPORTANTE... por un tiempo y está de regreso...nos conocimos cuando estudiaba en la universidad hace...¿un año atrás? Le guiña un ojo a Tenzin, rogando en silencio para que no la desmienta. Él, sintiendo su brazo atrapado entre los pechos de Suzy, se pone rígido al ver asomar sus dos montañas, sintiendo cómo la sangre sube a su cabeza. Los padres de ella los miran con sospecha. —¿Es eso cierto, muchacho? —pregunta George—. Porque si no, esta vez tendrás que casarte en serio, jovencita. Tenzin traga saliva. ¿En qué lío se ha metido? —Yo...—el chico no sabe mentir, no fue entrenado para eso. Además su religión hay sus ideales se lo prohíbe. Jefferson se cruza de brazos y suelta una carcajada burlona. —Seguro es mentira, papá. Ese solo debe ser algún actor que contrató. Los padres de Suzy la miran con recelo. Su madre alza una ceja y su padre entrecierra los ojos. —¡Jeff, ya cállate y lárgate de mi casa!—le dice Suzy mientras lo fulmina con la mirada. —Bueno, si es cierto… pueden besarse —dice su padre con voz firme. Suzy siente que su teatro está a punto de derrumbarse al ver cómo Tenzin le abre los ojos como platos ante la solicitud de sus padres. Ya perdiste la cuenta de cuantos mandamientos ha roto en esa noche. —Papá, Tenzin acaba de llegar. Está cansado. Apenas se está instalando en la casa de sus padres, que tienen una próspera cafetería. Me vino a acompañar a casa porque mi carro se ahogó, es cierto debo llamar a una grúa e ir por el. Tenzin, me trajo en su moto y nos empapamos. Le dije que tomara una ducha y se cambiara de ropa para que no enferme. No hicimos nada indebido. Aún soy virgen si eso te preocupa. Tenzin parpadea. No tiene idea de lo que está pasando, pero solo asiente. —¿Y eso qué? deja de dar tantas vueltas para marearnos, hermanita—Jefferson se ríe y se cruza de brazos—. En algún momento seguro ya se besaron ¿o no? Su padre se cruza de brazos. —Sí, ¿a qué se dedica, joven? Suzy, sin pensarlo mucho, responde por el: —Tiene un dojo de kung fu. Tenzin la mira. No está acostumbrado a las mentiras. —No es...—Suzy lo pellizca discretamente en el costado y él, sin más opción, responde con un seco -Si. El padre de Suzy asiente con interés. —Un profesional del arte deportivo más llamativo del planeta y con visión. Pero no nos van a engañar tan fácil. Quiero verlos besarse. Anda, no sean tímidos que ya nos vamos. Suzy se traga el orgullo. Sabe que si no lo hace, su padre la obligará a aceptar el compromiso con John. Y no puede dejarlo al joven a su lado porque lo ve vas tieso que un poste de luz. Así que, sin más, se alza en cuclillas y toma el rostro de Tenzin entre sus manos y lo besa. Él se queda inmóvil un segundo, sorprendido por la rapidez, la calidez y la seguridad de ella. Baja la cabeza un poco. Pero Suzy, con la experiencia de sus noviazgos universitarios, no se conforma con un beso superficial. Debe convencer a sus padres hasta el final. Lo profundiza, deslizando su lengua con maestría. Tenzin siente que el mundo le da vueltas. El siente como su amiguito despierta nuevamente, en su vida, jamás ha experimentado algo parecido. Un calor extraño le sube por el cuerpo, pero se deja llevar. Cuando se separan, el silencio en la sala es absoluto. Tenzin la miraba con fuego en la mirada y Suzy le encanta lo que acaba de probar. El beso fue tímido de su parte, pero la encendió al instante. Jefferson silba, divertido. —Vaya, vaya… nuestra santa hermana mayor. Casi te lo viene, jejeje. Su padre carraspea. —Esperamos que esto sea real, porque si no… esta vez el compromiso será en serio. Bienvenido a la familia joven Tenzin...—hace una pausa esperando que complete su apellido. —Tenzin Wang Li. —Bienvenido a la familia. —Gracias...gracias. —Bien, ya nos vamos. —Los acompañan a la puerta—le dice Suzy encantada. Los padres y el hermano de Suzy finalmente se piensan retirar, pero no sin antes dejar su última palabra. Su padre se gira en el umbral de la puerta, mirándola con una mezcla de escepticismo y advertencia. —Haremos una cena para conocer mejor a tu prometido —dice, entrecerrando los ojos—. También queremos conocer a sus padres y sus negocios. Será en un mes, cuando regresemos de nuestro viaje en Canadá. —Perfecto, papá —responde Suzy con una sonrisa tensa—. Nos vemos entonces. Jefferson, su hermano, no se contiene y se le acerca al oído antes de salir. —No sé de dónde diablos sacaste a ese chinito, pero no me trago el cuento, bruja—susurra con burla—. Una mujer tan perfeccionista nunca se buscaría a un tipo inútil. Se aleja riendo mientras Suzy lo fulmina con la mirada. Cierra la puerta con fuerza y suelta un largo suspiro de frustración. La puerta del penthouse aún se siente vibrar tras el portazo con el que Suzy despidió a su familia. Un silencio tenso se instala entre ella y Tenzin. Tenzin sigue allí, inmóvil, con la ropa ajustada a su mîëmbrö erëctö, se cubre con las manos como si su vida dependiera de ello. Respira hondo y la observa con seriedad. —Ya pasó la tormenta menor...gracias por no desmentirme frente a mi familia. Eres el mejor actor. Él sigue de pie, intentando similar todo lo que acaba de ocurrir, mientras recita un mantra en su mente. Ha mentido hasta la taza, ha visto a una mujer desnuda, ha engañado a los padres de ella y, encima, siente que su paz interior se ha desmoronado en un solo día. —No sé lo que pasa con usted, señorita, pero no puedo ser partícipe de esto, así que mejor me retiro —dice él, juntando las palmas y haciendo una leve reverencia—. Namasté. Suzy cruza los brazos y lo observa de arriba abajo con diversión. —Tarde, monje. Ya estamos comprometidos. ¿No escuchas a papá? ¿Qué parte no captaste cuando mis padres dijeron que quieren conocerte mejor en una cena dentro de un mes? —contesta, burlona. —No lo creo. Son sus padres. Necesitas tener una mejor comunicación con ellos. Le voy a dejar pasar lo del beso...y lo demás. Pero hasta aquí llegamos. —¿Qué?... Tenzin respira hondo, se gira y regresa a la habitación. Sale un minuto después con su ropa mojada puesta de nuevo. —Gracias por su hospitalidad, pero debo irme. ¿Podría ayudarme a encontrar la cafetería que busca? —pregunta con tono serio. Ella suelta un suspiro exagerado y toma un directorio horrible de la mesa del centro. Lo hoye con rapidez. —¿Cómo se llama tu dichosa cafetería? —pregunta sin levantar la vista. —Cafetería Sol Naciente. —Él se cruza de brazos y espera, con la paciencia de un monje... aunque hoy, su paciencia está colgando de un hilo.