LIBRO 2 — TENTACIONES II ¿Qué ocurrió para que Rick se marchara dejando a Sam? Cuando Rick va deshilando todos los sucesos que lo mantenían alejados de Boston y de la mujer que amaba, descubre que todo lo acontecido fue una trampa bien planeada para separarlo de Samanta. Preso de la culpa, regresa a buscarla pero un inesperado... o bien fraguado accidente, provoca que su pequeña se encuentre tambaleando entre la vida y la muerte. Sin embargo, al recuperarse Sam, nada será como Rick había pensado y deberá moverse entre las sombras para recuperar su amor.
Leer másCuando te miro a los ojos,puedo ver un amor contenido,pero cariño, cuando te tengo:¿no sabes que siento lo mismo?
RICK
Luego de que Samanta se marchara de casa, me di una larga ducha y en la noche, delante de la chimenea y hundido en el mullido sillón de cuero con un escocés quemando mi garganta, comencé a pensar en las palabras justas que le diría a John mañana.
Estaba seguro que al principio tiraría todo a su paso y lanzaría fuego por la boca. Que trataría por todos los medios separarme de su pequeña, como la llamaba, porque siempre ha mencionado que con alguien como yo, Samanta solo sufriría. Y tal vez, tenía razón en que el frágil corazón de esa mujer, podría romperse estando conmigo.
Sin embargo, no podía dejarla y tampoco estaba en mis planes alejarla para que estuviera con otro.
Los instintos más bajos de todo mi ser la llamaban constantemente, la clamaban en pensamientos, sueños, la perseguían a diario delirante, lleno de fuego y ternura al mismo tiempo. Se había vuelto indispensable para mí que deseaba nunca la vida o las circunstancias me apartaran de ella ni por un solo segundo. Sin Samanta en mi vida, todo se derrumbaría a mi alrededor porque me volvería una llama que lentamente se apagaría en un silencio que me mataría despacio y para siempre.
Tenía mucho por hacer para que no sufriera por todo mi pasado. Emily, Erín… no me había puesto a pensar demasiado en todo lo que la mujer que amaba debería enfrentar si aceptaba vivir conmigo una aventura eterna. Si le había propuesto marcharnos a Barcelona, había sido precisamente para alejarla de todas las personas que fácilmente quebrarían su seguridad, porque si algo sabía por propia experiencia, era que Samanta fácilmente se podía dejar influenciar por palabras y cosas que solo la harían dudar.
Bebí todo el contenido de mi vaso, removiendo el líquido amargo en mi boca mientras ideaba mentalmente algunas estrategias que me ayudaran a encontrar la solución perfecta para mantener siempre en mi vida a las dos personas que más amaba.
***
El sonido incesante de mi móvil, hizo que bufara a desgana y lo tomara de la mesita de noche. Apenas había cerrado los párpados y la cabeza me pedía a gritos que la mantuviera sobre la almohada e hiciera caso omiso al aparato. Miré la pantalla y el número era desconocido. El reloj marcaba las 3 a.m., por lo que desconcertado, respondí.
—Diga.
—¡Richard, debes regresar a Londres ahora mismo! —salté de la cama completamente consternado al oír aquellas palabras que Emily emitió entre sollozos, temiendo lo peor—. Erín… Erín tuvo un accidente.
El labio comenzó a temblarme y de mi mano cayó el móvil. Sentí un frío recorrer mi espina dorsal y la incertidumbre fue abriéndose paso en todo mi ser.
Cuando pude reaccionar, tomé rápidamente el teléfono del piso y me lo llevé al oído.
—¡¿Qué has dicho?! —prácticamente grité, para corroborar que no había oído mal.
—Erín tuvo un accidente y estamos en la clínica de Scott. ¡Debes venir de inmediato, Richard!
—¡Pero cómo! ¡Dónde! ¿Qué carajos hacías cuando sucedió? ¿Cómo se encuentra? —bramé con furia temiendo que ocurriera lo peor.
—¡No me grites! —lanzó del otro lado Emily—. Es mejor que vengas por todas las respuestas que necesitas y veas a tu hija, antes de que sea demasiado tarde.
Dijo por último, colgándome el teléfono.
Desesperado, tomé un bolso de mano y empaqué mis cosas personales, me vestí con lo primero que encontré en el armario, tomé mi móvil y salí con prisa de mi piso. Al llegar a recepción, solicité al conserje que le pidiera a mi chofer viniera de inmediato, ya que el edifico contaba con un área especial de vivienda para los empleados de quienes vivíamos allí.
—Al aeropuerto, Chris —demandé sin siquiera saludarlo cuando apareció en ropa informal.
Caminó con prisa, intentando ganarme pasos hacia el parking para subir al coche. Cinco minutos después ya íbamos de camino al aeropuerto.
Mi interior se encontraba inquieto, congelado y al mismo tiempo ardiendo por la impotencia de no haber estado con Erín, de no poder estar ahora mismo sosteniendo su mano, susurrándole que todo pasaría, que todo estaría bien.
En ese momento, había dejado de lado todo lo demás para recriminarme internamente no haber sido un mejor padre, no haberla llamado más veces o pasado más días juntos la última vez. Sin embargo, me era imposible sacar de mi mente a Samanta, pero no podía llamarla a esas horas sobresaltándola y sin explicar con certeza las cosas.
Al llegar al aeropuerto, conseguí un vuelo que saldría una hora más tarde, por lo que más calmado y repitiéndome que volviéndome loco internamente y culpándome de cosas que no estaban en mis manos no resolvería nada, decidí que la llamaría para decirle que no podría cumplir con nuestra cita en la noche. Estaba seguro que comprendería.
Sin embargo, cuando extraje el móvil del bolsillo de mi pantalón, el aparato estaba apagado y me fue imposible de encenderlo de nuevo.
Completamente cabreado y maldiciendo a los miles de demonios por mi mala suerte, volví a repetirme que cuando llegara a Londres le cargaría la pila y llamaría a Samanta para disculparme con ella.
El llamado para abordar el vuelo con mi destino, me hizo suspirar con frustración y fui de prisa, sin imaginar siquiera que en un pestañeo, todo lo que tenía con ella, se iría a la mismísima m****a.
SAMANTA6 meses después…Sábanas de seda rojas, almohadas con fundas de lino blanco… mi cabellera esparcida sobre ellas, mientras mis manos asían con fuerza el cabezal de la su enorme cama.Su rostro hundido entre mis piernas, torturaba mi sexo como nunca lo había hecho. Sentí un remolino de emociones en mi vientre, un cosquilleo intenso que subía hasta mi cabeza, enviando aquellas indescriptibles descargas eléctricas que precedían al orgasmo.Sus manos tomaron mis muslos, levantando aún más mis piernas sobre sus hombros para volver más intenso el contacto de su boca con mi humedad. Gemí fuerte por respuesta a aquella acción.La succión que empleaban sus labios me estaba matando, me estaba enloqueciendo y sentía que en cualquier momento todo en mi ser explotaría.Sujeté
Y te robé de la boca un beso,el último beso antes de partir.RICKCuando aquella riña verbal de confesiones terminó, sentí por un lado que un enorme peso había desaparecido de mis hombros. Sin embargo, por el otro, mi alma penaba porque Samanta había afirmado con convicción que no regresaría conmigo.Decirle al niño toda la verdad fue fácil; algo que al menos le dio un matiz de color a mi vida.Erín aceptó de buena gana tener un hermano y fue acostumbrándose a medida que ambos compartían horas de juego o salidas, pero con Samanta se comportaba distante, a pesar de que con absoluta sinceridad me confesó que no le caía mal, pero que extrañaba a Marina.Era de esperarse. Sin embargo, tuve que explicarle todo lo que ocurrió y lo que había hecho ella para que
Atrapado en las garras de la maldad,por amarte ciegamente.SAMANTAAl día siguiente, acudí con normalidad a la oficina. Sofi se había convertido en mi mano derecha, tal y como lo había sido para John y siempre esperaba por mí en la puerta de mi despacho.—Buenos días, Sofi —saludé cordial, aunque apagada. Lo ocurrido en la noche me había envuelto en un insomnio que me tuvo pensando en la situación hasta la madrugada.—Buenos día, Sam —me tendió el habitual café de las mañanas e ingresó tras de mí en la oficina.Me detuve de repente, admirando el enorme ramo de flores rojas que reposaba sobre mi escritorio.—¿Qué es esto, Sofi? —indagué sorprendida.—Te enviaron flores —respondió como si fuera lo m&aac
Todo extraña mi piel,en las noches de agoníaclamando placer.SAMANTACuando la cordura regresó a mí y comprendí lo que buscaba, que reaccionara a su beso para comprobar sus propios dichos, aflojé mi cuerpo y abrí los ojos sin mover la boca u otro músculo que pudiera delatarme. Lo dejé hacer, tal y como John me aconsejó, sin ponerle trabas pero también, sin reaccionar como él quería.Momentos después, pareció rendirse al fin y fue bajando la intensidad de su beso y aflojando su agarre. Se separó despacio y me miró a los ojos con una expresión de decepción. Yo sin embargo, lo vi con frialdad para que se convenciera de una vez que ya no sentía absolutamente nada por él, aunque por dentro me estaba quemando, muriendo literalmente porque siguiera y jamás se
Cuando te vi frente a mí,sabía que tu amor era imposible.SAMANTAHabía corrido prácticamente de la playa, huyendo de todo lo que aquel hombre había causado de mis adentros.Me había prometido hace mucho tiempo que no volvería a llorar por él, pero me fue imposible contener las lágrimas al escuchar aquella estúpida confesión de amor que llegaba demasiado tarde.La experiencia más amarga de mi vida fue haberlo conocido, haberlo amado y haberme entregado de un modo en que todo lo que le di, no tenía manera de recuperar. Me había dejado una enorme desilusión, un vacío inmenso que nunca llenaría con ese tipo de amor, pero que fue reemplazado por el amor de madre que sentía por mi pequeño.Intenté simular que ya no me importaba, que no deseaba saber más
No soporto el llantono soporto el engaño.RICKHabía confesado mis más profundos sentimientos, esperando conmoverla hasta los huesos y tener la oportunidad de que al menos me escuchara. Sin embargo, ella se volteó y estampó su palma en mi mejilla que comenzó a arder.—¡¿Así que me amas?! —Inquirió furiosa, temblando en todo su ser mientras presionaba sus manos en puños—. Después de haberme abandonado en la calle, bajo la lluvia y suplicándote que me escucharas; ¡¿ahora dices que me amas?! —Volvió a preguntar apuntándome con un dedo—. A pesar de haberme humillado muchas veces para estar a tu lado, que me manipularas y lograras que yo, por mi propia cuenta abandonara todo por ti, para luego largarte y dejarme a mi suerte la primera vez; ¿ahora dices que me
Último capítulo