Todo sucedió en cuestión de segundos.

Tazio se dio cuenta de que había descubierto la jeringa y se lanzó hacia ella sin dudar. En un movimiento rápido, logró clavarle la aguja en el brazo e inyectarle parte del contenido. Lionetta reaccionó por impulso levantó el pie y le dio una patada en el pecho con toda su fuerza. El impacto lo hizo retroceder bruscamente, soltando la jeringa mientras caía de espaldas en el sillón.

Ella no perdió el tiempo. Se puso de pie, trastabillando en el proceso, y puso distancia entre ambos. Miró hacia el corto pasillo que conducía a la salida, pero enseguida descartó la idea de salir corriendo. Las posibilidades de llegar sin que él la alcanzara no eran altas, y no iba a arriesgarse a que la atacara por la espalda. Perdería la poca ventaja que acababa de ganar.

Se inclinó con rapidez, levantó la falda de su vestido y sacó el arma que llevaba sujeta al muslo. La empuñó con firmeza, respirando hondo, y apuntó directo a Tazio, que ya se había puesto de pie.

—¡