El hombre en su hombro no dio ninguna respuesta.
Permaneció así, presionando sobre Juliana, dejándola sin atreverse a moverse.
Si no fuera por el respaldo de la pared detrás de ella, probablemente ya habría sido derribada al suelo.
Apretando los dientes, Juliana lentamente lo ayudó a ponerse de pie,