En un instante, ninguno de los dos reaccionó.
Ambos se quedaron paralizados en su lugar.
La luz del teléfono iluminaba el espacio entre ellos.
Juliana miró sus ojos y tragó saliva sin saber por qué.
Fue este gesto el que la hizo despertar de golpe. Rápidamente retiró su mano y se dio la vuelta, dánd