Veinte minutos después.
Ysabelle y Christopher se encontraban en el restaurante riéndose de las cosas que estaba diciendo Stefano de sus grabaciones.
Ysabelle estaba riéndose.
—Solo a ti te pasan esas cosas —dijo ella mirando a su cuñado.
—Mmm, vamos a decir que solo es buena suerte —comentó Stefano con una sonrisa.
—Buena suerte, que te cayeras en plena grabación —dijo Ysabelle divertida.
—Son cosas que pasan —comentó su hermano Christopher.
—Eso es verdad, ¿y a ti, cuñada, nunca te pasó algo extraño en las grabaciones? —le preguntó Stefano a Ysabelle.
—Sí, un día que dejaron muchas cosas tiradas, me caí de golpe haciéndome que me partiera los labios; por suerte no pasó a mayores —le contó Ysabelle.
—Ysabelle, más bien has tenido muchísima suerte, porque antes te pasaban unas cosas únicas y extrañas —comentó Stefania.
Christopher estaba curioso.
—¿Cómo cuáles?
Stefania sonrió.
—Cuando Ysabelle era la capitana de voleibol, tuvieron que llevársela de emergencia porque la pelota fue tan