Llamé a la doctora Evans. Ella acababa de terminar de auscultar a un hámster inapetente. Evans me lo dijo. -El animalito solo estaba empachado, je-, me contó riendo. Le pregunté entonces qué relación tenían los hombres lobos con la luz y las estrellas. -De acuerdo a los mitos y las leyendas, los licántropos tienen mucha afinidad con los brillos de la Luna, en realidad todos los cánidos viven enamorados de los brillos de la Luna, la vinculan incluso con la Luna llena que es cuando nuestro satélite alcanza su mayor luz y brillo-, me explicó ella, riendo con los ojos.
-¿Es posible que un hombre lobo y una mujer puedan concebir?-, me rasqué los pelos desconcertada.
-Claro, estamos hablando de dos mitades hombre y lobo, el cincuenta por ciento del licántropo es humano, una posible concepción sería válida, podría ocurrir-, me resumió.
Quedé estupefacta. Era verdad todo lo que me había dicho Elías Garret. Yo estaba en medio del amor de dos hombres lobo.
De regreso a casa, me propu