Recién podía entender, entonces, toda la violencia que hacía gala siempre Garret. Era por su misma condición de alfa. Él tenía que aparentar firmeza, resolución, mostrar braveza para inspirar confianza en la jauría y muchísimas veces se pasaba de la raya y se tornaba demasiado huraño, explosivo y tiránico.

-¿Tú eres "Furia"?-, le pregunté abanicando mis ojitos.

Garret ya sabía que eso me lo había dicho Waldo. Sonrió largo. -Sí, yo soy el alfa de la jauría, yo soy el que manda en Stone Valley-, me dijo con evidente orgullo. A Elías le gustaba sentirse poderoso, ser el número uno en todo, estar por encima de los demás, ser el que manda. En nuestra relación sentimental Garret era así, él quería imponer siempre sus deseos por encima de los míos, yo no tenía potestad alguna en sus decisiones y jamás me preguntaba por mi opinión en nada.

-¿Por qué te enamoraste de mí?-, quería saber. Garret estaba entusiasmado conmigo, como en esos días que salíamos juntos y las pasábamos de maravi