La noticia se difundió rápidamente, por la tarde del día siguiente Elena ya había mostrado su mano con el anillo a casi todo el personal de la empresa, se sentía eufórica y feliz, tenía la ilusión de que Gabriel quisiera poner fecha para la boda lo antes posible; ya soñaba con vestidos de novia, fiesta, viaje de bodas... pero lo que más le ilusionaba era pasar el resto de su vida al lado del hombre que tanto amaba, dormir a su lado, darle hijos...
Por más que lo intentaba no podía concentrarse en el trabajo, recordaba una y otra vez la cara de sorpresa de su padre cuando le dio la noticia esa misma noche, llena de ilusión le mostró el anillo a Iván asegurándole que era la mujer más feliz del mundo; a pesar de su negativa y tras discutir el asunto, no le quedó otra opción que darle la bendición a su hija por su compromiso y pedir a Dios que no se llevará una desilusión por lo rápido que estaba sucediendo todo.
—Elena, hija... Es muy pronto para pensar en matrimonio. ¡No se conocen aún!