Ruido en el Silencio.
El silencio del departamento era tan denso que parecía tener peso.
Alexander caminaba de un lado a otro, con las manos enterradas en el cabello, intentando contener una tormenta que no tenía nombre. La ciudad se extendía bajo sus pies, brillante y viva, pero ahí dentro todo era quietud. Solo el eco de sus propios pasos lo mantenía en movimiento, como si detenerse significara derrumbarse por completo.
El reloj marcaba las once. Había intentado trabajar, leer, distraerse. Pero cada vez que cerraba los ojos, veía la misma escena: Valentina riendo con aquel hombre. Esa sonrisa que antes era su refugio, ahora se convertía en una daga.
“Deja de pensar en eso.”
Se lo repetía como un mantra, pero el pensamiento insistía.
Recordaba el momento en la oficina, el calor de su piel, el beso que no debía haber pasado. La forma en que ella se alejó, casi corriendo, con esa mezcla de culpa y deseo que lo había dejado clavado al piso. Desde entonces, todo se volvió ruido.
Alexander se dejó caer en el s