Un lugar seguro. 2

El delicioso olor no tardó en esparcirse por todo el apartamento, fue ese aroma, y no el ruido, lo que despertó a Owen, su estómago retumbó con fuerza, protestando por tantas horas sin alimento, abrió los ojos, sorprendido al notar que estaba cubierto con la sábana que nunca lograba mantener encima mientras dormía, se incorporó despacio y entonces vio a Edneris de pie en la cocina, con una espátula en la mano, se levantó con cuidado, tratando de no hacer ruido, esperando que ella no notara su presencia.

— Buenos días. — dijo con voz ronca, sobresaltándola un poco.

— Buenos días... — respondió ella, girando el último pancake en la sartén — Perdona si estaba haciendo mucho ruido y te desperté. — llevó el tazón al lavabo.

— Nada de eso, lo que me despertó fue este olor tan rico. — contestó él, justo antes de que su estómago volviera a rugir.

— Toma asiento, yo te sirvo el desayuno ¿Quieres que te prepare café? Vi que tienes un poquito en un bote. — se agachó para buscar los platos y, sin querer, le mostró más de lo que planeaba, Owen desvió la mirada rápidamente, intentando no fijarse en la ropa interior que quedó expuesta bajo la camisa.

— No te molestes tanto, Edneris, así está bien. — dijo, acercándose para ayudarla, aunque hizo todo lo posible por mantener los ojos fijos en su rostro.

— Owen... — lo tomó del brazo cuando estaba a punto de alejarse — Muchas gracias por dejarme pasar la noche en tu cama, imagino que debes de estar adolorido por dormir en el sofá. — añadió con una sonrisa tímida.

— Estoy bien... — repuso él, mirándola con dulzura — Y la verdad, me preocupa más cómo dormiste tú. — pasó un brazo por los hombros de Edneris, acercándola suavemente a él, con un gesto más paternal que romántico, pero cargado de afecto, en ese momento no hicieron falta más palabras, el consuelo estaba en la cercanía, en el calor compartido, en la simple presencia del otro.

— Yo solo dormí un par de horas, pero no es nada diferente a mi rutina cotidiana de los viernes. — dijo Edneris mientras rodeaba el torso del hombre con sus brazos.

— Hay que desayunar rápido y nos vamos, quisiera que conocieras mi casa en la residencial, tiene una piscina, podrías distraerte un rato nadando en ella. — le respondió Owen con un beso suave en la frente.

— ¿Qué va a pasar con Isaac? — preguntó mientras tomaba el pequeño botecito de miel y caminaba hacia el comedor.

— Eso ya es cuestión de ustedes dos, si decides perdonarlo o lo mandas al diablo... — su comentario le ganó una mirada fija de Edneris — Perdóname, querida, muy mi hijo puede ser, pero yo no crie a ese muchacho para que fuera una basura de hombre, y para mí, lo que te ha hecho no tiene perdón de nadie. — añadió mientras movía la silla para que ella se sentara.

— Hombres sobran en este mundo, más guapos, más maduros, yo no voy a pelear por él, pero tampoco es que lo vaya a perdonar, se metió con mi hermana y ya solo el recuerdo me da asco — dijo Edneris mientras tomaba asiento, no se dio cuenta del todo, pero la lengua se le había ido más de lo debido.

— ¿Vas a seguir trabajando en el club? — preguntó Owen con tono neutral mientras también tomaba su lugar a la mesa.

— Tengo una carrera universitaria que quiero terminar, y un salario como mesera en una cafetería no será suficiente ni siquiera para mantener un apartamento de un solo ambiente, volver con mis padres tampoco es una opción y menos porque Evelyn no se ha ido de la casa — respondió mientras se servía dos pancakes.

— Si gustas, puedes quedarte en uno de mis apartamentos, no te cobraré renta y solo tendrías que hacerte cargo de los servicios básicos. — ofreció Owen mientras también se servía los suyos.

— Gracias, pero si te soy honesta, es un trabajo que deja mucho dinero en efectivo y no podría sobrevivir con un sueldo de mesera, al menos no en el nivel de vida al que ya me acostumbré. — añadió mientras vertía miel sobre su desayuno.

Un sonido insistente comenzó a llenar el ambiente, era el teléfono de Owen vibrando con insistencia, con notificaciones una tras otra.

— ¿Quién será tan temprano? — preguntó él mientras se levantaba a revisar.

— La novia. — bromeó Edneris, sonriendo por primera vez con cierta naturalidad.

— El novio, querrás decir... — dijo Owen con una sonrisa socarrona, desbloqueando el celular — Tu exnovio me está escribiendo, quiere saber si he hablado contigo. — añadió al revisar los mensajes, justo cuando el tono de llamada llenó la habitación.

— Y yo que creí que no me iba a buscar. — musitó Edneris con los ojos en blanco, cruzando los brazos, pero Owen le pidió silencio, llevándose un dedo a los labios.

________________________________________________________________________________

— Isaac. — anunció al contestar y activar el altavoz.

— Hola, papá, perdona que te llame a estas horas de la mañana ¿Has hablado con Edneris? — fue directo con su pregunta, nervioso.

— Sí, ayer me pidió ayuda para sacar sus cosas del apartamento y desde ya te digo, Isaac, qué vergüenza me da tenerte como hijo, y que hayas hecho una bajeza de ese calibre. — respondió Owen, sin alterarse, mientras seguía comiendo con absoluta calma.

— Yo sé, papá y esperaba que llegara del trabajo para hablar con ella, por eso no dejé que Jake entrara, pero la tonta no vino ¿Sabes dónde se quedó? — la voz de Isaac sonaba inquieta y, en cierto punto, molesta.

— No tengo idea de dónde está, solo me pidió ayuda para sacar sus cosas y dejarlas en una bodega ¿Ya fuiste a casa de sus padres? — Owen le dio un pequeño codazo a Edneris cuando se le salió un pedazo de pancake de la boca al reírse.

— Papá, por favor, con lo que pasó, al último lugar que iría es a casa de sus padres, ellos también están preocupados porque nos sacó unas fotos mientras estábamos en la cama, intenté detenerla para que las borrara, pero no la alcancé. — soltó un gruñido de frustración.

— Los consejos en esta vida son gratis, el mío es que la dejes en paz, si tanto te gusta su hermana, libera sus cosas, deja que se vaya y acepta como hombre que la perdiste por una calentura barata, lo de las fotos es una consecuencia de pensar con las hormonas y no con el cerebro. — comentó Owen con dureza, mientras Edneris levantaba el pulgar con una sonrisa irónica.

— No la quiero dejar, papá, Edneris no es la mujer más hermosa de su familia, si hubiera conocido a Cloe primero, la relación habría sido con ella, pero si terminamos ahora mismo, estoy seguro de que repruebo todas mis materias, es primordial que nos reconciliemos, porque ella me iba a ayudar. — Isaac acababa de lanzarse de cabeza contra una piedra sólida.

— ¡Serás imbécil! — Owen pasó la mano por su cabello despeinado, sin poder creer lo que estaba escuchando — No puedo creer que estés usando a Edneris de esa manera, una mujer que ha sido un dulce contigo, que te ha ayudado con el corazón. — sus ojos se desviaron hacia los de Edneris, que comenzaban a llenarse de lágrimas.

— Es que me aburrí de ella, papá, muy buena persona y todo, pero con el trabajo que tiene, nunca tenía tiempo para mí, Evelyn es otra cosa, mujer con experiencia, guapa, exitosa, no me exige que paguemos todo a la mitad cuando salimos. — la voz de Isaac ya no era la misma, sonaba distante, casi ajena.

— Tienes veinticuatro horas para sacar todas tus cosas del apartamento, dejas todo lo que sea de Edneris. — la voz de Owen temblaba de furia.

— ¿Qué estás diciendo, papá? — preguntó Isaac, incrédulo.

— Lo que escuchaste, te di ese lugar para que vivieras con Edneris, y si ya no estás con ella, no tienes derecho a seguir ahí, no quiero prostitutas de esquina habitando en ese lugar. — Owen apretó los puños sobre la mesa.

— ¡No le faltes el respeto a Evelyn! — exclamo Isaac — ¡Ella es una mujer con clase y experiencia, no una chiquilla mimada, los abuelos la adoran, y si tú te dieras el tiempo de conocerla, también la amarías! — gritó, fuera de sí.

— Tienes cinco horas para sacar tus cosas o llamo a la policía, y sabes que soy perfectamente capaz de hacerlo... — puso los ojos en Edneris — ¡Buena porquería de hijo que me tocó! — el volumen de su voz iba subiendo a cada palabra.

— Te recuerdo que fueron mis abuelos quienes me criaron, porque tú estabas más ocupado con tu trabajo, me importa más la opinión de ellos que la tuya con respecto a mis citas. — reprochó Isaac.

— Trabajo con el que hasta este día te estaba pagando la universidad, espero que tu nueva novia no se aburra de mantenerte y espero también que te enseñe a limpiarte el trasero, porque todavía no sabes cómo hacerlo bien — espetó Owen, con un sarcasmo cargado de ira.

Edneris le tomó la mano con fuerza, los tonos estaban escalando y el ambiente se volvía espeso.

— ¡No puedes dejar de apoyarme, es lo mínimo que puedes hacer después de ser un fracaso de padre! — bramó Isaac.

— Por lo menos, yo no te fui a tirar a las puertas de una casa ni te dejé a tu suerte, pero ya me harté de tus berrinches idiotas, de ahora en adelante, trabaja para mantenerte tú solo, porque todas tus tarjetas están canceladas, busca dónde vivir, porque las puertas de mis casas están cerradas para ti y si pierdes el año, haré una fiesta para celebrar el fracaso de hombre en que te convirtieron tus abuelos por no dejarme tomar la responsabilidad que me tocaba. — y, sin más, Owen colgó la llamada.

________________________________________________________________________________

Edneris se había quedado en completo silencio mientras padre e hijo discutían de forma acalorada.

— Dios mío ¿Qué fue todo eso? — Edneris tenía los ojos abiertos hasta su máximo tras escucharlos pelear de esa manera.

— Los problemas con Isaac vienen arrastrándose desde hace muchos meses, mis padres se han encargado de malcriarlo desde que me mudé a Seattle y ya no puedo más, no tolero en lo que se ha convertido, lo que te hizo fue el punto de quiebre para mi paciencia, porque tú no te lo merecías. — se cubrió el rostro con ambas manos, abrumado por todo lo que acababa de decir.

— Lo siento tanto, ya hubiese querido yo tener un padre tan bueno como tú. — dijo Edneris con una sinceridad que la sorprendió incluso a ella, por primera vez, sintió envidia de Isaac.

— Come y luego nos arreglamos, te encantará la casa. — respondió Owen con una sonrisa suave, antes de tomar su celular.

Edneris no quiso decir nada más, tampoco era su lugar inmiscuirse más de la cuenta en un conflicto entre padre e hijo, mientras masticaba el último pedacito de pancake, Owen le sirvió uno más sin preguntarle, y vertió exactamente la cantidad de miel que ella solía ponerse, repitió el gesto con otro para él, luego se levantó, llevó su plato al fregadero y, antes de irse, le dio un beso en la frente con una ternura tan genuina que a Edneris se le formó un nudo en la garganta, le devolvió la sonrisa, y si pudiera retroceder el tiempo para escoger un padre, no lo dudaría, elegiría a Owen.

Terminó de desayunar en silencio, llevó su plato al lavabo, lo lavó con agua y jabón y lo colocó junto al otro, después, fue hacia su maleta, revisando lo que tenía, nada más que su uniforme de enfermería, y no había podido lavarlo.

— Owen, quizás debería volver a casa, no tengo nada de ropa limpia y me da asquito ponerme el pijama de ayer. — comentó justo cuando lo vio salir del baño.

— ¿Qué talla eres? — preguntó él, mirándola de pies a cabeza.

— Talla M o S, depende del corte de la ropa. — respondió ella, curiosa por su reacción.

Owen abrió un pequeño armario y sacó varias bolsas de tiendas de ropa, las llevó a la mesa sin decir una palabra.

— Yo... — hizo una breve pausa, como si necesitara justificar lo que estaba a punto de mostrar — Compré algunas cosas para una exnovia, nunca llegué a dárselas, porque me terminó. — conto parte de su historia pasada.

— ¿Le compraste ropa interior? — preguntó Edneris al tomar la bolsa de Victoria's Secret, la abrió un poco, sin poder evitarlo, intrigada.

— Sí, le compré muchas cosas, las estaba guardando para dárselas en su cumpleaños, si hay algo que te guste o te quede, puedes quedártelo. — le ofreció con tranquilidad mientras ella sacaba una prenda.

— Esto definitivamente no me va a entrar... — rio al ver un sostén de transparencias con una copa exageradamente pequeña — Pero esto quizás sí, le puedo poner un protector para que no haga contacto con mi piel. — comentó más para sí misma que para él.

— Creo que estarás más cómoda con un chándal, es ajustable, por si te queda algo ancho. — le mostró un pantalón gris, sencillo, pero cómodo.

— Sí, creo que con esta blusa se va a ver bien y puedo combinarlo con los zapatos de enfermería — dijo, mirando hacia donde estaba su maleta.

— Si eres talla ocho, puedes quedarte con estas zapatillas deportivas, tienen estrellitas doradas. — dijo Owen, mostrándole el calzado con la actitud de un vendedor entusiasta.

—Me gustan. — respondió Edneris con una sonrisa mientras las tomaba.

— Bien, date una ducha y, en el mueble bajo el lavamanos, encontrarás toallas limpias, hay productos de baño, y sabes que puedes usar lo que quieras... — agregó con una sonrisa — Voy a dejar las bolsas afuera, cuando termines, las revisas y agarras lo que más te guste, es mejor que tú les des uso a que se queden cogiendo polvo en ese lugar. — dijo mientras acomodaba las bolsas junto a la puerta.

— Gracias. — asintió, y salió corriendo al baño con un destello de emoción en el rostro.

Un buen baño era justo lo que necesitaba para sacudirse la pereza y esa carga emocional que la venía arrastrando, el agua tibia, al caer sobre su piel, fue como un estímulo para seguir adelante, para no rendirse ante la decepción de haber sido traicionada por el amor de su vida con la peor hermana que el universo le había podido dar. Su mente seguía hecha un caos, y le costaba organizar sus prioridades, las imágenes de la noche anterior seguían viniendo a ella como si todo hubiera sido un sueño; la entrada de Owen al club, su tono firme, su mirada protectora, el modo en que pagó para llevársela lejos de miradas entrometidas, no podía creer aún que hubiera sido él quien la había sacado de ese lugar y que la estuviera cuidando de esa forma.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP