El delicioso olor no tardó en esparcirse por todo el apartamento, fue ese aroma, y no el ruido, lo que despertó a Owen, su estómago retumbó con fuerza, protestando por tantas horas sin alimento, abrió los ojos, sorprendido al notar que estaba cubierto con la sábana que nunca lograba mantener encima mientras dormía, se incorporó despacio y entonces vio a Edneris de pie en la cocina, con una espátula en la mano, se levantó con cuidado, tratando de no hacer ruido, esperando que ella no notara su presencia.
— Buenos días. — dijo con voz ronca, sobresaltándola un poco.
— Buenos días... — respondió ella, girando el último pancake en la sartén — Perdona si estaba haciendo mucho ruido y te desp