3. Mentiras.

Paola solo quería comprobar hasta dónde era capaz de llegar su esposo con las mentiras, pues ella no tenía pruebas pero tampoco dudas de su engaño.

“Si no te hubiera visto con mis propios ojos, besándola y acariciando su abultado vientre mientras la joven se regodeaba en que sería la madre de la princesa que anhelabas, tendría yo misma no lo creería”

Santiago no pudo disimular su alteración, la miró expectante antes de pronunciar: —¿Es una broma verdad?

—No estoy jugando.

Él tocó la punta de la nariz de Paola en gesto juguetón pero ella giró el rostro molesta, —por supuesto que nunca te engañaría tontita.

—¿Si en algún momento dejara de ser atractiva para ti o ya no me amaras, me lo dirías?

—Nunca podría dejar de amarte, es imposible.

Cada vez Paola se sentía más indignada y ante la posibilidad de explotar decidió no continuar con el tema y confrontarlo con pruebas. 

—De acuerdo, confío en ti.

—Pero ¿Alguien te comento algo?

—No, solo supongo que estoy algo celosa de ver centro de atención para tantas mujeres.

—Para nada, solo son personas que me admiran por mi profesión. 

—Eres un hombre atractivo, luces y muy sexy para tu edad es normal crear ciertas reacciones en las féminas. 

—El aspecto es algo que no me preocupa— , sí claro lo dice alguien que se retoca constantemente las canas, que usa más cremas que yo y que se llegó a realizar retoques estéticos. 

—En tu trabajo es importante mantenerse sano y cuidarse.

—Gracias por entender, ahora ¿Estamos bien?, ¿Ya no hay más dudas? 

—No, estamos bien.

—Entonces iré a darme un baño, espérame— , dijo Santiago tomando su teléfono para como siempre permanecer hasta un hora allí con la excusa de revisar noticias y redes.

Paola que ya sabía la rutina respondió sin emoción, —De acuerdo.

“Es mi oportunidad para hacerme la dormida No sé qué me iré a pasar esta noche con él a mi lado siento asco y decepción”.

“No quiero que me toque, ni me hable, no deseo nada que sea de él, si he estado tan ciega en esto quien sabe con cuantas cosas más me ha mentido”

“Oh, Dios mío dame fuerzas por mis hijos, ayúdame a pensar en que debo hacer?, necesito disimular hasta tener todo para desenmascararlo”

Unos minutos más tarde se escuchó como se abrió el pestillo y Paola de espalda y al borde de la agonía intentó mantener la calma y los ojos cerrados.

—¿Amor ya te dormiste?

Los pasos de Santiago le hicieron saber que se encontraba frente a ella mirándola para comprobar su estado, calmó su respiración y las incontrolables ganas de darle una patada en la cara y al cabo de unos minutos él pareció creer su actuación y se retiró para acostarse a su lado.

— Pobrecilla, realmente estaba agotada, que bueno, así no tengo que seguir dando explicaciones.

“Desgraciado, definitivamente tienes un lado que no me haz dejado ver”, pensó Paola y sintiéndose cada vez más estúpida.

No pasó mucho tiempo antes que se escuchara la respiración profunda de Santiago, no había intentando abrazarla como solía hacer al dormir y Paola lo agradeció.

“No puedo dormir, quiero llorar y a la vez tengo tanta rabia que no puedo simplemente cerrar los ojos, cada vez que lo hacía recordaba aquel momento en que su vida perfecta se rompió”.

Salió de la habitación en silencio, pasó por las de sus hijos que descansaban con un rostro lleno de paz y no pudo contener el llanto.

“¿Qué debo hacer?, mis hijos sufrirán si descubren todo esto, su familia perfecta dejará de existir pero ¿cómo ocultarlo?, en unos meses tendrán una hermana y tarde o temprano la conocerán ”

“Santiago, ¿Por qué tenías que engañarme?, ¿Acaso soy la culpable?, ¿Descuidé mi aspecto?, ¿O tal vez no sirvo en la cama?

Sin darse cuenta y agotada por todas las emociones de aquel día Paola se quedó dormida por algunas horas sin embargo fue la primera en levantarse antes del amanecer.

“Se quien puede ayudarme con esto, el hermano de Mateo tiene una empresa de seguridad, debe tener idea de algún investigador que pueda contratar”

Marcó su teléfono sin pensar, —¿Mateo?

—¿Paola?, ¿Pasa algo?, ¿Estás bien?, te escuchas como si estuvieras llorando.

—¿Te desperté?, lo siento no había visto la hora en que te estaba llamando.

—No importa, pero, ¿Te encuentras bien?, ¿Paso por tu casa?

—Estoy bien, no te preocupes y no estoy en casa.

—¿Necesitas que vaya por ti?, dime dónde.

—Solo necesito ponerme en contacto con tu hermano por favor envíame su número.

—Ya lo estoy haciendo, pero por favor dime qué pasa, ¿puedo acompañarte?, ¿necesitas algo más?

—Yo te llamaré luego para contarte pero ahora mismo no estoy preparada para hablar de ello.

—Esta bien, sabes que puedes contar conmigo como amigo y también como psicólogo, solo avísame y estaré allí.

—Gracias.

Siempre Mateo había estado allí para ella era su confidente mucho antes que su amiga Carolina pero desde que se había casado Santiago le había prohibido su amistad y ella había cedido para evitar conflictos.

Un par de horas más tarde.

Sebastián se despertó cuando su teléfono sonó, eran más de las 7 y apenas tendría tiempo para llegar a tiempo al hospital, pero, ¿dónde estaba su esposa?

—¡Paola!, ¿Amor?— , abrió la puerta y se encontró de frente como Leonardo.

—Papá, debes llevarnos al colegio, mi mamá dejó una nota que debía hacer una diligencia temprano, incluso dejó desayuno y todo listo.

Santiago tomó su teléfono para llamar pero de inmediato Tommy lo detuvo, —Ni intentes llamarla ya lo intentamos tu hermano y yo y tiene el teléfono apagado.

—Pero ¿Cómo tú madre desaparece así y sin decirme nada?

—¿Crees que sea la crisis de la edad madura o de la menopausia?— , preguntó Tommy incisivo.

—¿Con 30 años?, imposible, pero admito que me preocupa, tu madre lleva 10 años conmigo y siempre ha hecho la misma rutina.

“¿Qué está ocurriendo?, ¿será por las preguntas que me hizo anoche?, ¿Todavía estará molesta?

—No tenemos tiempo de analizarlo, pensemos en que solo deseaba tomarse una mañana para ella, ayer estaba muy agobiada, se lo merece— , concluyó Leonardo.

Con rapidez se preparon y media hora más tarde un agobiado y confundido Santiago dejaba a sus hijos en el colegio a la hora que ya debía estar en el hospital.

“Después de celebrar un cumpleaños tan especial para mí me hace pasar la mañana más horrible de mi vida, esto no se lo voy a disculpar, ¿Que le hice para que se porte así?, ¿acaso ayer no le hice hasta el amor para mantenerla contenta?”

Al mismo tiempo Paola esperaba en un café de espaldas a la puerta cuando escucho, —Hola buen día, tanto tiempo sin verte, Mateo me dijo que necesitas de mi ayuda.

—Si, por favor toma asiento, ¿Deseas tomar algo?

—No gracias, estoy bien

—Entonces primero debo decirte que necesito contratarte, pero antes que nada es de carácter confidencial, aún no le he contado a nadie, incluso a Mateo, en su momento cuando tenga los resultados lo compartiré con él.

— Será como tú lo dispongas.

Paola procedió a explicarle lo que había visto, sus sospechas y siendo cercanos no pudo evitar llorar de vergüenza y dolor, —Nunca por mi cabeza pasó algo así, jamás sospeche nada.

—No te sientas mal, no es tu culpa, eres una mujer excepcional que creyó en quien amaba.

—No quiero confrontarlo sin pruebas y quisiera tener esa seguridad lo más pronto posible, ¿En cuánto tiempo podría tener resultados?

—Estimo que podré darte un resultado en un par de días, se fuerte, resiste por los chicos.

—Así lo haré, avísame por favor en cuanto sepas algo.

Se despidieron luego de unos minutos pero Paola decidió permanecer unos minutos más allí pensando que hacer.

“Con su propio dinero llegaré a la verdad, ya que no tuvo pantalones suficientes para decírmelo él mismo y admitir su falta”.

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP