―¡Voy a matar a ese desgraciado! ―vocifero enfurecida, echando chispas por los ojos y dispuesta a lo que sea para vengar a mi amiga, por lo que ese degenerado le hizo―. Pero esto no se va a quedar así, nooo que vaaa ―ignorando las súplicas de Rachel, atravieso la casa y salgo por la puerta principal―. Voy a enfrentar a ese miserable y a ponerlo en evidencia delante de todos.
No me doy cuenta, sino hasta que un par de fuertes brazos me rodean, que Rob, ha dejado el auto y ha salido a mi encuentro.
―¿Qué es lo que está mal, cariño?
Lo miro a los ojos y, ese simple acto, hace que la represa se rompa y comience a temblar de la ira.
―Ese… ese… ¡Ese cochino depravado!
Maldigo, afligida. Oculto mi cara en el hueco de su cuello y rodeo su cuerpo con mis brazos. No puedo soportar que ese ser maligno y despreciable esté intentando aprovecharse de una mujer tan inocente e indefensa como Rachel. Además del hecho de que esté usando la religión como un instrumento de beneficio personal para lle