Amos del placer (Libro 3) Capítulo 47 Los puntos sobre las íes
Ella ni siquiera aguanta el trayecto. A pocos kilómetros de haber iniciado el recorrido, se queda dormida sobre mi pecho. El estrés al que estuvo sometida durante las últimas horas, ha sido demasiado para ella. Maldigo por lo bajo. Fue un descuido de mi parte haber supuesto que no intentarían nada en nuestra contra. Después del conato de asesinato de Victoria, era de suponer que seríamos los siguientes de la lista. Todo por culpa de mis malditos celos. Les di más prioridad a ellos, que a la seguridad de mi esposa. No sé qué es lo que me está pasando, pero no soporto que Massimo se acerque a mi mujer. Antes me era indiferente que un hombre se interesara y confraternizara con alguna de mis amantes, incluso, Robert y yo, solíamos compartirlas, pero con Rachel las cosas son completamente diferentes. No soporto que ningún hombre se acerque a ella, sobre todo, si muestra un interés particular, como lo ha estado haciendo ese maldito agente. El teléfono comienza a vibrar en el bolsillo de mi p