Fiorella ha estado casada durante más de 12 años con el hombre que pensó sería su compañero de vida para siempre. Su vida parece perfecta, hasta que un encuentro inesperado cambia por completo su realidad. Un hombre desconocido, con una mirada profunda y un magnetismo inexplicable, irrumpe en su mundo, desafiando todo lo que creía saber sobre el amor y la fidelidad. A medida que las miradas se cruzan y los encuentros se vuelven más frecuentes, Fiorella se ve atrapada en una espiral de emociones contradictorias. Se enamora perdidamente, pero hay un gran obstáculo: ambos están comprometidos con otras personas. A pesar de la culpa y el conflicto interno, la pasión entre ellos crece, y Fiorella debe tomar decisiones que pondrán a prueba su amor, su matrimonio y su propio futuro. Entre dilemas morales, secretos y una atracción irresistible, Fiorella se enfrenta a la elección más difícil de su vida: ¿seguir con la vida que creía perfecta o arriesgarlo todo por un amor que podría cambiarlo todo?
Leer másFiorella
—Necesito que me envíes las notas que te pedí —cuelgo el intercomunicador luego de hablar con mi secretaria.
—¡Discúlpame jefa! —entra Laura con las notas que debía aprobar para mandarlas a impresión para que salgan este jueves.
—¿Ya pasaron por edición? —le dije sin despegar la vista de mi computadora, ya que me encontraba redactando un anuncio.
Me presento, soy Fiorella Estévez y tengo una pequeña redacción de una revista de mujeres, cuento con un solo piso y poco personal. Mi revista sale en la segunda semana del mes los días jueves de manera virtual y en físico apenas unos cuantos ejemplares, es difícil conseguir sponsor al ser una pequeña empresa, los pocos que tengo los consigo a través de mi esposo Lautaro, quien trabaja en el área de publicidad de un gran magazine.
—Si solo nos falta la nota de Eugenia —me dijo y deje de hacer mi trabajo.
—¿Es en serio? No podemos tardarnos en enviar esto —mire mi reloj pulsera —¡Tenemos dos horas para terminar de archivar todo! No somos nadie y si no entregamos no saldremos.
—¡Lo sé! Créeme, pero su nota es muy importante y la actriz le dio cita parta hoy…
—¡Maldita sea! Justo hoy que cerramos la edición.
—Tranquila, que llegaremos ¡Solo confía en Euge!
—No es que desconfíe ella es una gran periodista y sé que bien salga un pez gordo ella se va a ir de aquí.
—Y si hablas con Amadeo, tal vez él pueda esperarnos si nos tardamos —la idea de Laura no era mala, pero no podíamos editar tan rápido.
—Mejor ocupemos ese espacio con una nota de la sexóloga, recuerdas que la vez pasada nos quedó su nota pendiente.
—Es cierto, olvide a Marina, su nota es estupenda, aunque no tiene nada que ver con la semana del amor, habla sobre enfermedades sexuales.
—Algo es algo, peor sería una revista con pocas entrevistas, ve busca su nota y envíamela —Laura salió rápido e hizo lo que le pedí, con ayuda de mi editor armamos el ejemplar número 11 que saldría en enero.
Termine alrededor de las once de la noche, Eugenia entrego su nota, pero la guarde y archive para el próximo lanzamiento en febrero.
—¿Aun sigues aquí? —me saca de mis pensamientos Laura.
—¡Si! —tire mi bolígrafo sobre la mesa.
—¿Problemas? —ella es mi mejor amiga y me conocía mejor que nadie.
—Tanto se nota —dije rendida y ella asintió.
—Sabes que puedes contar conmigo —me dijo y tomo asiento al frente mío.
—¡Gracias! Pero nadie puede ayudarme, es difícil de explicar.
—¡Es Lautaro!
—El mismo, es como si nuestra vida de pareja dependiera solo del sexo, no salimos, no hacemos nada como pareja, solo follar y créeme que intente hablar con el de esto, pero no hay caso, insiste en que estamos bien, que me ama ¡Ya no sé qué más hacer!
—Sabes que pasa ¿Verdad?
—Si y no quiero perderlo —ella tomo mi mano por encima de la mesa dándome su apoyo.
—Entonces habla con Marina, ella además de sexóloga es muy buena psicóloga, tal vez pueda darte una mano con eso.
—No lo pensé, es una muy buena idea ¡Gracias! —seguí un rato más con Laura y luego fui a mi departamento, no quería hacerlo, pero debía volver.
Al llegar a casa me quite los zapatos para no hacer ruido, ya que todo estaba oscuro y al parecer Lautaro ya dormía, fui a la cocina y no había nada para cenar, entonces saque un yogurt y lo comí, encendí la televisión de la sala y puse una película, no tenía ánimos de verlo y mucho menos compartir la cama con él.
Dante
—¡Buenos días, señor! —me recibe mi secretaria la llegar a mi bufet.
—Buen día Aurora, llegaron los demás socios…
—Aun no señor, solo su hermano el señor Nicolas.
<Me llamo Dante Ponzio soy dueño de un prestigioso bufete de abogados, lo preside mi hermano Nicolas ya que es el primogénito de mi padre, tengo una hermosa familia compuesta por mi esposa Beatriz y mis hijos Augusto y Mariza>
—Avísame cuando lleguen todos —la reunión se llevó a cabo y acordamos los nuevos casos por resolver. Enero ya había llegado y varios de nuestros empleados saldrían de vacaciones, más las ferias judiciales nos dejarían poco trabajo.
—¿En qué tanto piensas? —me consulta mi amigo Charly de camino al restaurante en donde almorzaríamos.
—En Beatriz, no logro sacarla de su depresión.
—No probaste llevándola con un psicólogo.
—Es que no entiendo Carlos, le doy todo, llevamos 20 años casados y la pérdida del bebé fue hace tres años.
—¡Eso lo sé! pero fue fuerte para ella —hace exactamente tres años atrás mi esposa cursaba un embarazo de cuatro meses, un accidente de auto nos arrebató la vida de nuestro bebé.
—Hay amigo, entonces no sé, busca la forma de distraerla oh… ¿Por qué no tiene otro bebé?
—No es eso Charly, no sale de casa ni para comprar en el mercado, mi suegra hace todo por ella, cuando Mariza hizo su último año de colegio quien la llevaba y traía era yo ¡Lo recuerdas!
—Aun no entiendo como hiciste para aguantar tanto… —en ese momento deje de escuchar a Charly, una mujer ingreso en el restaurante y por algún motivo no pude despegar mi vista de ella, tanto fue que la mire que lo noto y decidí dejar de hacerlo —¿Qué tanto miras?
—¡Nada!
—Ya vi que nada tiene curvas ¿Quieres que te la presenté?
—¿La conoces?
—Si, ella es Fiorella Estévez, dueña de un Magazine, la represente hace un año cuando me llamo para que la ayudara a abrir su emprendimiento ¿Lo recuerdas?
—¿Es en serio…? —por más que hacía memoria no la recordaba.
—Si, la ayudaste con fondos de la beneficencia —volví a mirarla y quedé hipnotizado con su belleza.
Fiorella—¡Cómo! Pero si aún falta —Dante se acercó hasta mí y noto que me había mojado, sabía que no era pis, mi bebé ya quería nacer.—Lo sé, ve a buscar a mis hermanas, necesito ir al hospital —él me sostenía en todo momento y su cara de preocupación me decía que no sabía qué hacer.—Voy, pero no puedo dejarte sola.—Dante, por favor, no me pasará nada, solo búscalas, pero, antes ven —él se acercó y tomé su rostro con mis manos.—Tú ya pasaste por esto, quédate tranquilo, saldrá todo bien —asintió y luego me beso.—No quiero que les pase nada.—No pasará nada malo, seremos padres, pero apúrate —enseguida se fue y me quede parada al lado de la cuna, las contracciones no tardaron en llegar y el dolor invadió mi cuerpo por completo.—¡Fiorella! —ingreso Melanie con Cinthia, prácticamente corriendo— ¿Ya viene?—¡Si! Las contracciones no las aguanto —respiraba como me enseñaron en el curso de postparto, pero no me hacían sentir mejor, igualmente lo seguía haciendo, por algo me lo habían
Dante La sorpresa que prepare para Fiorella con ayuda de Mariza, Laura y mis cuñadas, Cinthia y Melanie salió de maravilla, luego de firmar mi divorcio había iniciado la búsqueda de una nueva casa para ella y nuestra futura hija, la idea de no develarle el sexo en la última ecografía fue de Melanie, y así lo hicimos. Ver en su rostro la felicidad ante todas las nuevas noticias me hacía muy feliz.—Felicidades, Dante, será una hermosa niña —me saluda la pareja de mí sobrino Martín, con quién había firmado la paz, tanto él como Nicolás, mi hermano me dijo que no se meterán más en mí vida.Flashback —Buenas tardes, Dante —me sorprende Nicolás entrando en mí oficina unas horas antes de la salida— ¿Podemos hablar?—¡Si! Por favor, pasa, ya terminé el trabajo de hoy, toma asiento —le señaló la silla vacía al frente mío.—Hace mucho no hablamos, pero hoy no vine por temas laborales, quiero que volvamos a ser lo que éramos antes, no quiero obligarte a estar en los negocios, solo aquí, desde
Fiorella Un mes después—Ya paso un mes, aún sigo sin creer lo sucedido, lo que más me duele es ver a Pedrito tan mal, Lautaro era todo para él, a pesar de su carácter, era su padre.—Trata de no pensar en ello, enfócate en tu embarazo, que ya falta menos de un mes.—Es cierto, pero aun así no puedo hacer como si nada, él fue mi pareja muchos años, compartimos tanto, no es lo mismo estar separados que saber que ya no está físicamente.—Mi concejo, es que, acompañes a Pedro, pero nada más, trata de olvidar lo demás, no te va a hacer bien, ahora tu bebé será tu prioridad.—Lo sé Laura, gracias por tu apoyo, ahora mejor cambiamos de tema, tienes razón, pensar en ello no me hace bien.—Si, pero en vez de cambiar de tema, deberías ir a tu casa, ya te dije que no hace falta que vengas, con los nuevos colegas tenemos cubierto todo.—No nos equivocamos con Cecilia y Robert, son muy buenos periodistas, más el trabajo tuyo y de Eugenia crecimos bastante.—Ves como todo sale bien, y eso es porq
Fiorella—Fiorella, afuera te busca un jovencito —me informa Cecilia, una de las nuevas periodistas, quien estaba trabajando conmigo en la nueva nota sobre la lactancia materna.—Seguramente es Pedrito, el hijo de mi ex, termina de leer este informe en tu cubículo y cuando veas que él se vaya, vuelve, así terminamos de ultimar detalles —ella sonríe, toma sus cosas y sale, enseguida entra el hijo de Lautaro, quien traía muy mala cara.—¿Estás bien? —me levanto rápido y llego hasta él, al hacerlo, se desploma en mis brazos y debido a su peso caemos arrodillados en el suelo— ¿Qué paso? ¡Por favor dime! —tome su rostro con mis manos y su llanto se hace presente.—¡Él! Él… —traga saliva y no decía nada más que eso.—¿Quién? No me asustes.—¡Fiorella…! —entra a la oficina Laura, quien estaba pálida, mira a Pedrito y luego a mí.—¡Ayúdame, Laura! —le pedí y con su apoyo levantamos a Pedro del suelo, quien no dejaba de llorar y abrazarse a sí mismo— Por favor trae agua y llama a Valeria —Laur
Fiorella—¡¿Segura que estás bien Fiorella?! —me consulta Melanie al llegar a casa, al salir de la consulta sentí miedo y no quise hablar con Dante de lo sucedido, ya que podría generar problemas y ya estoy cansada de ello, sabía que la provocación de Lautaro fue para eso.—¡Si! No te preocupes — traté de evadir sus preguntas mintiendo, pero era muy perceptible, ya que mi humor me delataba.—¿Fue Dante? ¿O qué paso? No me mientas Fiorella, que te conozco —respire profundo y hable.—¡Está bien! Te voy a contar, pero de aquí no sale ¿Lo prometes? —ella besó sus dedos en cruz y se sentó cerca de mí.—En mi cita con mi obstetra se apareció Lautaro, no sé cómo hizo para saber de mi consulta, pero ahí estaba, ni siquiera se recuperó de la golpiza.—¿Pero? ¿Qué fue a hacer? No entiendo.—Ni yo Mel, pero logro su cometido.—¿Qué te hizo?—¡Nada! Solo me amenazo, pero no creo en sus mierdas.—Que mal nacido, no entiendo porque te sigue haciendo daño, él fue quien te dejo y por otra, aunque eso
Fiorella—Fiorella, solo faltas tú —me informa al ingresar en mi oficina Eugenia.—Ya voy, hago esto y estoy con ustedes —termine de redactar un pedido, lo guarde en borrador y fui hacia la sala de juntas, en donde mis compañeros me esperaban.—Perdonen la demora —me excuse y tome asiento en mi lugar.—No te preocupes, apenas iniciamos —me dice Laura e inicio la reunión.—Convoque esta junta porque necesitamos integrar dos colegas nuevos, y quería consultar con ustedes que secciones debemos tocar que aún no estamos trabajando.—Puedo —levanta su mano Marina para pedir la palabra.—¡Si! Por favor.—Gracias, primero que nada, agradezco que me tengan en cuenta para tomar decisiones, por eso mi aporte es incorporar un nuevo especialista, agregar la sección salud, más bien temas relacionados a los niños.—Es una magnifica idea, ya que tú te dedicas a la parte de la mujer con tus aportes, estaría bueno iniciar con un pediatra y alternar entre mes una ginecóloga.—No lo había pensado así, pe
Último capítulo