Aunque la familia Morales y Duarte estaban felices con Sofía entrando en el hotel, el anuncio de los pasantes generó un pequeño revuelo en la cúpula directiva. No era habitual que el CEO y futuro heredero, Alejandro Duarte, tomara a un pasante bajo su supervisión directa y mucho menos en la División Legal. Hizo mucho ruido que, precisamente, ese pasante fuera su propia amiga, Sofía Morales.
Los rumores decían que ella no había entrado por mérito propio. Todo había sido por Alejandro, pero nadie sospechaba de sus excelentes calificaciones ni que, Gabriel, el futuro director ejecutivo del grupo hotelero, Duarte, era el hermano mayor de la chica.
Sofía tenía una semana instalada en su nuevo escritorio provisional, justo afuera de la oficina de Alejandro. Era como su asistente, pero sin ese título. Escuchó como hablaban de ella sin disimulo. Ella no se desanimó, ya estaba ahí y debía demostrarse así misma, que podía con todo. Los chismes era lo de menos, cuando tenía un ogro de traje como