25- La Rendición del Deseo.
Sofía ayudó a Sarah a lavarse la cara y a recomponer su impecable imagen. El terror de Sarah era palpable, no por el embarazo, sino por la posibilidad de que todo colapsara.
—Tienes que controlarte, Sarah. Si Gabriel te ve así, no solo te hará preguntas, sino que cancelará la boda por un chequeo médico. Y eso le dará a Camila el tiempo que necesita —advirtió Sofía, ajustándole el vestido.
—Lo sé. Yo puedo con esto. Puedo con Camila, con Marco y con el Registro Civil. Solo necesito que me des un minuto —dijo Sarah, tomando una respiración profunda.
Regresaron a la mesa. Gabriel y Alejandro apenas notaron su ausencia, inmersos en una discusión sobre la rentabilidad de las energías renovables en España.
—¿Todo bien, cariño? —preguntó Gabriel.
—Sí. Solo un ligero dolor de cabeza por la tensión de la boda —mintió Sarah, volviendo a su asiento con una sonrisa forzada.
La cena terminó rápidamente. Alejandro y Sofía se despidieron, pero Sofía se aseguró de intercambiar una mirada significativ