Cinco años atrás…

Dani descendió por la escalinata del edificio gubernamental sin hacer ruido. Las luces de la ciudad titilaban a lo lejos, pero donde ella estaba, todo parecía cubierto por un velo de sombra. Sabía que no tenía margen de error. Cada paso que daba la acercaba a la caída de un imperio científico disfrazado de innovación: Delphi.

El vehículo la esperaba en la esquina. Parker, un exagente de la CIA, joven pero con cicatrices que no eran visibles, le abrió la puerta con una expresión severa. En el asiento trasero, Carla organizaba los archivos que habían robado durante la infiltración.

—Lo tenemos —susurró Carla sin alzar la mirada—. Los respaldos, los registros, las pruebas de las modificaciones genéticas… todo. Incluida la firma de Maurice.

Dani respiró hondo. No por alivio, sino por el peso que sabía que vendría con la verdad. El aire estaba cargado de tensión. La lluvia comenzaba a caer otra vez.

—¿Y Isabella? —preguntó Parker, mirando por el espejo retrovisor.

—No con