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capitulo 5. maravillosa experiencia

—Parece que le sienta muy bien haber llegado al castillo—ella ve como él camina hasta el final de las escaleras y a ella no le queda de otra que continuar bajando.

—¿Lo conozco? —el pálido hombre sonríe de medio lado.

—No, por supuesto que no, Evelyn.

La pelinegra llega al final de las escaleras y es cuando ese extraño sujeto le tiende la mano, ella le ofrece la suya y él termina besando sus nudillos.

—Me llamo Vasile.

Evelyn retira la mano en seguida y lo mira con cautela, nadie usaba ese método de saludo, esa vivía como en los tiempos antiguos.

—Espero que haya tenido una buena noche.

—No lo sé, aun parece que aún estamos de noche —Evelyn observa las ventanas y Vasile las mira de reojo.

—El amo no le gusta mucho la iluminación, es un poco molesta.

¿El amo? Así que este también es un empleado de Velkan, ese hombre tenía mucha gente a su servicio, que sospecho era, o, mejor dicho, ¿Quién diablos era?

—Soy la mano derecha del amo Velkan, acabo de llegar de un viaje.

—Yo tengo que…

—Mi niña, es hora de comer —Evelyn observa a la anciana y jamás se había sentido tan aliviada de ver un rostro familiar.

Elena y Vasile se miran fijamente mientras que Evelyn se dirige hacia ella, Vasile le sonríe a Elena, pero ella él no.

—Vamos a la cocina, ¿Por qué te has quedado aquí? —la mujer la reprende mientras caminan.

—Ese extraño hombre me retuvo, ¿Quién es?

—No debes hablar con él, Evelyn, solo con el amo. ¿entendiste?

—¿Por qué?

La mujer no le responde y tampoco pensaba hacerlo.

Entre tanto Vasile observa como Evelyn se aleja, endereza su cuerpo y lleva sus manos hacia atrás. Hacia tanto tiempo que no llegaba al castillo una persona que portara un aroma de una sangre tan dulce y fresca.

—Que interesante debe ser esto para mi amo.

[…]

Después de comer algo, Elena puso al tanto a Evelyn de lo que podía hacer y no hacer en el castillo, a pesar de que tenía toda la libertad que quisiera existían ciertas normas y restricciones, como salir del castillo por la noche sin compañía.

—¡Que tontería es esa! ¿Cómo que no puedo salir de aquí? ¿acaso me tienen como prisionera? —la joven se pone en pie y camina hacia los rosales que aduras penas lograban sobrevivir a la nieve y el frio —. ¿Qué clase de castillo es este? —toca un capullo que intentaba abrirse.

—Son normas que debes seguir, no puedes desobedecer.

—¿Por qué? El amo se enojará si no obedezco, te recuerdo que no soy su empleada y que no me interesa quedarme aquí.

—Pero tienes mi niña.

Ella gira el cuerpo para ver a la anciana sentada en un banco de metal, frunce el ceño puesto que ese mandato lo odiaba.

—Vine aquí por respuestas sobre mi vida, y lo único que he conseguido es que me tengan prisionera viviendo con personas extrañas y muy sospechosas.

—Todo lo entenderás a su tiempo, mi niña.

—¿Y qué hay de ese amo tuyo? —Evelyn se cruza de brazos —. ¿Por qué le dicen amo? Eso ya no se usa en estos tiempos, es como si todo aquí se hubiera detenido en el tiempo, la carroza con caballos, el castillo al estilo medieval, ese sujeto muy raro me beso la mano.

Elena baja la mirada y piensa que ese Vasile se toma muchas libertades, ni siquiera Carl lo hacía que era la otra mano de su amo. Pero Vasile se creía el otro amo del castillo y no era nadie.

—¿Quién es ese amo tuyo? —ella insiste provocando que Elena levante la mirada —. ¿acaso es un príncipe o algo por el estilo?

—Digamos que, si lo es, Evelyn —ella se queda impactada por las palabras de la vieja —. Mi amo es un príncipe, heredero de todas esas tierras, incluyendo las del pueblo de Biertan.

Ella ensancha la mirada y se da cuenta de que era un hombre muy poderoso, y con aquel poder, nadie lo desobedecía, lo que significaba que con el escaso dinero que tenía encima le iba a resultar difícil escapar de ese pueblo.

Nadie en ese lugar se atrevería a llevarla a ninguna parte…

—¿Un príncipe? Nunca oí nada parecido en mi vida—Elena abre un poco más sus cansados ojos.

—¿Nunca? —repite y Evelyn niega.

—Nunca he oído su nombre, y menos como príncipe—Elena se percata de que Evelyn no recordaba absolutamente nada —. Pero el hecho de que sea un príncipe o lo que sea no le da derecho a tenerme aquí secuestrada.

—Mi niña, tu no estas secuestrada en este castillo.

Evelyn mira a la anciana y la ve como si se hubiera vuelto loca, si no la dejaban volver a casa entonces ¿Qué demonios significaba eso?

—La presencia de tu amo me perturba.

—¿Cómo dices? —Evelyn baja la mirada.

—Cuando está cerca de mi yo me siento muy extraña, no lo conozco de nada, pero siento que lo he visto desde siempre.

Elena achina un poco la mirada mientras que muestra una leve sonrisa, a pesar de que no recuerda nada, la conexión con su amo sigue presente y eso era una buena señal. Esperaba que su amo estuviera al tanto de ello.

—¿Qué crees que significa eso? —Evelyn mira a la anciana quien la estaba observando misteriosamente.

—Que tu perteneces a este lugar, a este castillo mi niña.

En eso ella eleva la mirada al cielo y se da cuenta de que el poco sol que había salido se esconde para darle paso a una intensa nube oscura cargada de nieve.

Mientras observa como los copos de nieve caen sobre su cara piensa en las palabras de la anciana, “pertenecía a ese castillo” ¿Qué simbolizaba eso? No les hallaba sentido a sus palabras ni a nada de lo que ocurría en ese castillo.

Pronto ingresa al palacio encontrándolo mucho más oscuro por dentro que por fuera, Evelyn no tenía ánimos de recorrer el castillo así que se encamino hasta su alcoba donde se sentía un poco más segura.

Sube las escaleras y al llegar al final se percata de un retrato en particular, era Velkan, la joven lo visualiza notando sus mínimas expresiones. Toca el cuadro con sus delicados dedos rosando la parte de las mejillas de él.

Era tan pálido en el cuadro como en la vida real, mientras que ella se deleitaba con el retrato, Velkan observa a Evelyn desde la oscuridad del corredor, ella ni cuenta se había dado de él, lo que le daba la ventaja de poder mirarla en silencio.

Nota como ella empieza a fijarse en todos los cuadros colgados en la pared, eran sus antepasados, generación tras generación se encontraban retratados en esos retratos.

—Son muchos dueños—musita.

Antes de llegar al último se da cuenta de que era una mujer, la mira fijamente y encuentra cierto parecido con… frunce el ceño y niega.

—¿A quién? ¿Por qué pensé en eso?

Velkan observa el cuadro que ella estaba observando fijamente y afina un poco la mirada, luego mira a Evelyn quien parecía confundida. El decide acercarse a ella por la espalda muy silenciosamente.

—Es Veliana, la primera de mis antepasados—musita a espaldas de Evelyn provocando que ella diera un respingo, mira por encima de su hombro a Velkan y su corazón se acelera rápidamente.

—¿Tu? ¿Qué haces? ¿Cómo es que…? —en qué momento había llegado.

—Es una mujer muy hermosa—dice mirando el retrato y ella hace lo mismo.

—¿Murió?

—Hace mucho tiempo atrás.

Era de suponer, si fue la primera de sus antepasados era lógico, no creía que alguien pudiera llegar a tener más de 200 o 300 años vivo. Además, eran demasiados antepasados los que estaban colgados en esa pared.

—Tienes mucha familia.

—Tenia —musita contra su cuello, Evelyn lo mira por el rabillo del ojo y nota que sus ojos brillan —. Solo quedo yo.

—¿Estas solo? —musita muy cerca del rostro de él.

—¡Ya no! Porque tu estas aquí conmigo.

Evelyn traga saliva en seco, y ella que pensaba huir de ese lugar. No quería quedarse por más tiempo en ese castillo ni mucho menos en ese pueblo.

—¿Eres un príncipe? —observa como Velkan sonríe de medio lado.

—Parece que te estas informando bien, pero sí, soy un príncipe —Evelyn entre abre sus labios al sentir la extrema cercanía de ese hombre.

Por más que intentara hacerse la fuerte con él le resultaba bastante difícil, Velkan doblegaba sus fuerzas, la dominaba con su presencia, era tan imponente, tan viril, fuerte y masculino. Jamás hubiera imaginado conocer a un hombre como él.

—Tu presencia ocasiona algo extraño en mi interior.

—¿Y eso es malo, Evelyn? —ella siente como él desliza la mano por la curva de su cuello para hacer girar un poco más su rostro hacia la boca de él—. ¿Te da miedo lo que te hago sentir? —musita contra la boca de ella.

—No lo sé…—logra jadear al tiempo que cierra sus ojos.

Velkan besa la boca de Evelyn con suavidad, ella siente un pequeño piquete en sus labios que la lleva a quejarse un poco, pero no se aparta de él, a cambio de eso le permite que la bese con lujuria.

El vampiro rodea la cintura de su amada con una mano mientras que la otra la mantiene sujeta por el cuello entre tanto su lengua se introduce en lo profundo de la boca de Evelyn, oye como ella se asfixia un poco, pero no lo aparta.

Y aquella acción lo incita a extender el beso de una manera mucho más lujuriosa y apasionada, conduce su mano por encima de la ropa de ella hasta llegar a la altura del borde de aquel vestido que tenía puesto.

Sus dedos se deslizan por la piel de sus muslos consiguiendo sentir como los vellos de su cuerpo se erizan, entre tanto no aparta sus labios de los de ella, él continua con el ascenso de su mano hasta alcanzar la liga de su ropa interior.

Percibe que su cuerpo tiembla ante el contacto, pero él no se detiene y lleva sus traviesos dedos por debajo de la tela de su prenda hasta apreciar la suavidad de su intimidad.

—¡Aww! —jadea contra la boca de él.

Velkan lleva uno de sus dedos hacia el centro femenino de su amada hasta sentir la tibieza de su alma que lo lleva a gruñir contra la boca de ella. Aprieta levemente su cuello al mismo tiempo que introduce un poco más su dedo dentro de ella.

—¡Aahh! —ella deja de besarlo ya que su cuerpo se arquea un poco.

El vampiro mueve sutilmente su dedo dentro de ella el cual se envolvía de la humedad del interior femenino de Evelyn, Velkan sujeta a su amada por el mentón y hace girar su rostro hacia un lado mientras que ella se encontraba sumida en un éxtasis.

Lo podía sentir, con sus movimientos, sus gemidos y la extrema humedad de su interior.

Velkan baja la mirada hacia la curva de su cuello, la vena Orta del mismo latía a toda prisa provocando que su boca se hiciera agua. De la nada cierra los ojos al sentir aquella sensación de placer cuando sus colmillos brotan.

Abre su boca y los filosos dientes salen, Velkan abre sus ojos y acerca su boca al cuello de Evelyn. Continúa tocando su feminidad con extrema intimidad mientras que sus dientes rozan su delicada piel.

—¡Ah! —se queja suavemente, pero lo que haces es envolver el cuello de Velkan con su brazo para mantenerlo a sus espaldas.

Velkan encaja sus colmillos hasta lo más profundo del cuerpo de su amaba y empieza a succionarle la sangre.

—¡Aaahhh! —Evelyn jadea al mismo tiempo que deja caer su cuerpo, Velkan se apodera de él entre tanto bebe de la sangre de ella y sin dejarla de tocar.

La experiencia s3xual iba más allá de lo que ella podía explicar, su cuerpo ya no le pertenecía en ese momento, era únicamente de ese hombre.

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