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capitulo 4. primera probada

Ni ella sabía lo que estaba sintiendo en esos momentos con Velkan, no lo podía explicar ya que le resultaba difícil revelar esas emociones extrañas. No debería de estar sintiéndose de esa manera con un completo extraño.

Evelyn observa a Velkan fijamente a los ojos mientras que poco a poco sus labios van acercándose a los suyos propios, la joven relame un poco la carne de su boca justo cuando la calidez de aliento de él la envuelve.

—¡Ahh! No se—musita al tiempo que cierra los ojos.

Velkan avecina sus labios a los de Evelyn hasta reunir ambos volviéndolos uno solo, volvía a concebir aquel escalofrió en su muerto cuerpo que le proporcionaba felicidad. Evelyn le producía tanta felicidad a su marchita alma.

Él termina de por dejar que su cuerpo caiga por completo sobre el de ella y no escucha quejas por parte de ella que lo anima a prolongar aquel encuentro tan intimo entre ambos, era inevitable no estar con ella de esa manera.

Por naturaleza su sangre llama a Evelyn y la de ella debe llamar a la de él, por esa razón esa mujer no lo rechazaba, porque Evelyn nació para él.

Acomoda su cuerpo entre los muslos de ella entre tanto refuerza su beso con pasión y lujuria, lleva una de sus manos al cuello de ella y eleva un poco su cuerpo mientras que la besa con ferviente calor.

Evelyn permite que Velkan la besara y hasta se situara sobre ella de una forma que no se lo había permitido a nadie. De hecho, todo aquello que estaba experimentando era su primera vez, y en vez de estar horrorizada por su propio comportamiento, no lo estaba.

Ella abre sus ojos y puede ver el intenso brillo de la mirada de Velkan, Evelyn se sentía como poseída por él. Los besos de ese hombre estaban cargados de intimidad, adrenalina, calidez y pasión.

¡Le gustaba!

Y no hallaba una respuesta que darse para comprender como es que le gustaba Velkan.

Sus ojos puestos en los de él, notando como los mantenía entre abiertos mientras que la besaba.

—Tus ojos—sisea sin apartar la vista de ellos —. Brillan…—jadea contra la boca de él.

—¡Deben! Es natural.

Velkan abre un poco más su mirada y es cuando ella observa que sus ojos negros habían cambiado de color drásticamente, pasando de un intenso negro a un azul tan claro como el cielo. Ella parpadea ya que no comprende cómo es que ocurrió una cosa como esa.

—Son azules —agreda mientras que coloca una mano en su mejilla y mira intensamente mientras que Velkan la observa —. Nunca había visto unos ojos tan azules como esos.

—¿Te gustan, Evelyn? —él murmura contra su boca.

—Si —jadea a duras penas para luego volver a sentir la boca de Velkan contra la suya.

Es allí cuando ella cierra sus ojos para deleitar aquel beso, aunque quisiera saber cómo es que él pudo cambiar el color de sus ojos no lograba pensar con claridad mientras que él la estuviera besando de esa forma.

Una de las manos de Velkan las lleva a la cintura de Evelyn y ágilmente la fue desplazando por debajo de la prenda de su ropa, al sentir la piel de ella suelta un leve suspiro, Evelyn era tan tibia y suave.

Escurre la mano por el costado de su cuerpo muy lentamente hasta alcanzar la curva de sus senos, la oye jadear, su cuerpo se curva entre tanto él va tocándola, la experiencia era tan sicalíptica para ella que estaba completamente dominada por sus emociones.

Nota como muerde sus labios y sus mejillas se encontraban completamente enrojecidas, su respiración se hizo apresurada y comenzaba a brotar humo blando de su respiración.

Él mira a un lado y nota que la ventana del balcón estaba abierta, con un movimiento de mano la puerta se cierra lentamente y es en ese instante que Velkan se inclina hacia el cuerpo de Evelyn, eleva un poco la prenda de ropa de arriba y posa sus helados labios sobre la piel de ella.

—¡Ahh! —se tensa un poco, pero por el movimiento revoltoso e impaciente de sus muslos se daba cuenta de que no le molestaba.

Velkan prorroga su misión de repartir besos por el centro de la piel de su cuerpo hasta llegar al valle de sus senos, allí le saca la blusa por completo y nota como Evelyn inclina un poco la cabeza a un lado dejando expuesto su cuello.

Muerde un poco sus labios al inclinarse hacia el cuello de Evelyn, al llegar a él pasa su lengua por todo lo ancho de su piel induciendo a la joven a excitarse mucho más de lo que ya estaba. Los vellos de su cuerpo se erizaron de tal manera que ni ella misma se había percatado de ello.

—Evelyn—susurra contra la curvatura de su cuello.

—¿Quién eres? —pregunta a duras penas mientras estaba sumida en una mar de sensaciones impulsivas y eróticas.

—Yo soy lo que tanto tu cuerpo ha pedido.

—¿Mi cuerpo? —jadea manteniendo los ojos cerrados, su cuerpo se estremece bajo el cuerpo de Velkan, sentir el roce de su ropa y su cuerpo contra su piel medio desnuda le encendía la sangre.

—Si, tu naciste para mí, Evelyn, recuérdalo siempre.

—Yo…

Él toma el otro lado del cuello de ella y poco a poco va acercando sus labios al otro extremo de su cuello, mientras lo hace sus filosos colmillos comienzan a brotar provocando en él una sensación de alivio, concebía tanta ansiedad por morderla, sabía que tenía que hacerlo o moriría.

Roza los colmillos contra la suave y delicada piel de Evelyn, abre bien su boca y entre tanto ella jadea bajo su cuerpo él entierra sus dientes en el cuerpo de ella.

—¡AH! —Evelyn se queja al sentir un piquete doloroso en el cuello, la joven frunce el ceño y en vez de alejarse de Velkan, lo estrecha más contra su cuerpo —. Velkan.

Aquel dolor le estaba quemando la piel, pero ¿Qué clase de dolor era ese? ¿Por qué sentía tanto ardor con un beso de Velkan?

El vampiro al morder la carne de Evelyn el color de sus ojos se aclara un poco más, ensancha la mirada al saborear la dulzura de su sangre. Era espesa, dulce y deliciosa, cierra sus ojos y abraza el cuerpo de Evelyn contra el suyo mientras le succiona la sangre.

Al separarse de ella dos finos hilos de sangre corren por la comisura de sus labios, el castaño traga saliva junto con la sangre de Evelyn, observa el rostro enrojecido de ella y luego los hoyuelos que reposaban en su cuello.

Evelyn gira el rostro hacia Velkan, estaba tan agotada, medio abre sus ojos y ve los labios de él, estaban manchados de rojo, sus ojos brillaban más de la cuenta, pero era ella quien no daba cuenta de nada.

Poco a poco se sume en un sueño y no sabe más de ella.

El vampiro observa detenidamente a la mujer que nació para ser su esposa, baja la mirada y nota como brota un poco de sangre de los orificios de su cuello, se inclina hacia ellos y lame los restos de sangre.

Luego la deja acostada en la cama y se pone en pie, mira hacia el balcón percibiendo que estaba por amanecer. Lo que indicaba que ya no podía permanecer en esa habitación.

—Nos estaremos viendo mi dulce amor.

Y con aquellos susurros de palabras desaparece de la alcoba de Evelyn.

[…]

La pelinegra despierta abruptamente hasta sentarse en la cama mientras que mira la pared de la habitación, parpadea reiteradas veces entre tanto su pecho sube y baja. Coloca la mano en su corazón y lo siente muy acelerado.

—¿Qué paso? —se pregunta a sí misma, mira hacia todos lados y ve que todo estaba como lo dejo la noche anterior—. Pero, ¿Qué fue lo que paso?

Frota su rostro para luego mirar por el balcón, era de día, pero aún estaba oscuro allá afuera, podía ver que el sol intenta pelear con las espesas nubes para que le dieran paso, pero eso parecía inútil.

La joven se pone en pie y es cuando se percata que lleva ropa de dormir, no recordaba haberse puesto nada de eso para irse a la cama.

Sale al exterior y mira hacia las nubes, nevaba aun cuando el sol allí detrás de todo ese alboroto de cielo oscuro.

—¿Qué pueblo más extraño? —observa el pueblo en la distancia.

Luego entra en el cuarto y le echa un vistazo a su cama y es cuando se detiene bruscamente al recordar lo que pasó la noche anterior.

—¡Velkan! —farfulla —. Él entro aquí para… ¡por dios! —coloca la mano sobre su cuello, pero no siente nada —. Él, estoy segura de que él.

Pero en su cuello no tenía nada, pero en sus escasos recuerdos si, pudo recordar verlo con los labios manchados de…

—No por supuesto que no, debo estar alucinando —sonríe de medio lado, pero esa sensación de placer que sintió cuando le dolía el cuello ¿Qué era?

Se queda pensando en medio de la habitación cuando de pronto la puerta de su cuarto se abre y ella se sobresalta al pensar que era él quien irrumpía en su alcoba. Pero la que entro fue esa anciana que decía ser su nana.

—¡has despertado! —dice con alegría mientras camina hacia la cama.

—¿Usted?

—¿Esperabas a alguien más? —la mira por el rabillo del ojo y Evelyn gira el rostro hacia otra parte.

—Desde luego que no, ¿Qué es lo que quiere?

—Debes darte un baño, cambiarte y bajar para comer, necesitas alimentarte mi niña.

Evelyn frunce el ceño, esa vieja pensaba que ella iba a pasar otra noche en ese castillo. Estaba loca, con todo lo que vivió la noche anterior, eso era imposible que se quedara.

—No me quedare —Elena alza la mirada al escuchar, deja de acomodar la cama y la observa fijamente.

—¿Qué te ha dicho el amo?

—¿Amo? ¿Por qué le llamas amo? No creo que esa expresión se use en estos tiempos, eso es muy extraño.

Elena se daba cuenta de que Evelyn aun no sabía nada, seguía siendo inocente. Y eso que pensó que el amo la pondría al tanto de todo, la misma noche que llegó, pero al parecer se contuvo.

—Mi niña, ya te dije que no podrás irte de aquí por un largo tiempo. Además, tengo que contarte muchas cosas sobre ti que aún no sabes.

—Quizás eso ya no me importa, además, tu amo Velkan es muy extraño.

—¡Mi niña!

Si lo llamaba por su nombre significaba que ellos… la mujer baja la mirada, a pesar de que era la nana de esa jovencita le debía tener respeto y todos los del castillo.

—Quiero regresar a mi casa, hoy mismo.

—Lo siento, pero es algo en lo que no podre complacerte. Alístate para que bajes a comer.

La anciana la deja sola mientras que ella se queda como estúpida esperando que le dijera que estaba bien, pero la cosa de quedarse en ese castillo iba en serio, ¿y ahora como demonios iba a salir de aquel pueblo tan extraño?

Después de un rato, Evelyn decide salir de su cuarto porque verdaderamente tenía hambre, sin embargo, no existía mucha diferencia de estar fuera que, dentro de ese castillo, era tan lúgubre y tenebroso por dentro.

Podía ser muy elegante, pero escalofriante.

Desciende por las escaleras, y la única iluminación que tenía era la de las lámparas, frunce el ceño puesto que eso era tan insólito. Aquellas cortinas tan pesadas cubrían los grandes ventanales, se preguntó si en algún momento alguien los abriría.

—Señorita Evelyn. ¡Bienvenida a casa! —aquella voz la paraliza y la obliga a bajar la mirada por el borde de las escaleras.

Al mirar se da percata de que un hombre vestido de negro se encontraba en medio del recibidor, ella se pregunta cómo es que ese sujeto supo que ella estaba bajando.

Vislumbra a ese extraño y se percata de que era muy atractivo, ¿Qué pasaba con los tipos de ese pueblo? Ella lo ve desde arriba y él la observa desde abajo manteniendo una sonrisa como burlona en sus labios.

¿Quién diablos era ese?

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