Mundo ficciónIniciar sesiónMonique miró su reloj de pulsera y notó que casi habían pasado cinco minutos, pero su esposo aún no llegaba a recogerla. Estaba esperándolo frente a su clínica, confiando en que él vendría por ella. No lo había mencionado, pero estaba segura de que lo haría. Marisa ya se había ido después de cerrar la clínica por el día, y Monique le había sugerido que se fuera a casa porque podía manejarse sola.
Monique suspiró profundamente. A medida que los minutos pasaban sin que él apareciera, no pudo evitar sentirse preocupada. Su esposo nunca se retrasaba al recogerla; no le gustaba hacerla esperar. Incluso cuando llegaba tarde, siempre llamaba o enviaba un mensaje para avisarle.
No podía quitarse de la cabeza la







