Monique miró su celular, que descansaba sobre la mesa del centro, al escuchar que sonaba. Se levantó del sofá para contestar la llamada. En ese momento estaba en la sala, sintiéndose un poco perezosa y optando por ver televisión en lugar de hacer otras cosas.
Tomó el celular y sus ojos brillaron de emoción al ver que era su esposo quien la llamaba. Su nombre en la pantalla instantáneamente levantó su ánimo.
Rápidamente contestó la llamada. —Babe —saludó con entusiasmo, dejando entrever su emoción en la voz.
—Monique, babe —respondió su esposo desde el otro lado de la línea.
No pudo evitar sonreír al escuchar esa voz profunda y barítona que tanto adoraba. —Hmm?
—Te extrañé —dijo él en un tono suave y afectuoso. El corazón de Monique se aceleró al escuchar esas palabras.
—Yo también te extrañé, babe —respondió ella cálidamente.
Se escuchó un suspiro profundo del otro lado. —Babe?
—¿Sí?
—Lo siento —dijo él.
Sus labios temblaron ligeramente. —¿Por qué te estás disculpando? —preguntó ella.