—El insiste en que debe hablar con usted  —dijo Tyler—.
— Soy David Ethan —contestó el hombre con voz grave, arrastrando el peso de los años—. David Collins.
La sangre se me heló cuando lo escuché pronunciar el siguiente nombre.
—Trabajé para tu padre.
Hubo un silencio largo. Insoportable,Tyler dejanos solos y dile a mi secretaria que estoy en una reunion que nadie me interrumpa.
Tyler asintió y salió, cerrando la puerta tras de sí. El sonido del picaporte me pareció una sentencia.
David y yo quedamos frente a frente, separados solo por el escritorio. Él se sentó sin que yo se lo pidiera, como quien sabe que no hay tiempo para protocolos.
—Empiece a hablar —le dije, cruzando los brazos—. Y no me haga perder el tiempo.
David suspiró, entrelazando las manos sobre sus rodillas.
—Tu padre y yo trabajamos juntos más de veinte años. Él confiaba en mí más de lo que confió en nadie… quizás demasiado.
Su mirada se perdió unos segundos en el vacío, como si estuviera rebobinando la cinta de su