Amy:
El coche arranca y se aleja.
No suelto la mano de Katya, mirabdo
por la ventana y viendo cómo nos alejamos del edificio blanco del hotel.
La carretera por la que vamos está pavimentada y lisa, pero el ambiente dentro del coche está tenso.
Los hombres que van en el asiento trasero, con nosotras, sujetan con firmeza sus armas y de nuevo me da la sensación de que tienen miedo de algo… o de alguien.
Me pregunto si es de Alexis.
¿Sabe lo que me ha pasado? ¿Va de
camino al hotel?
Miro por la ventana, tengo los ojos secos pero me arden, y también la garganta.
Esto no debió ocurrir. Se supone que todo el asunto entre el Visconti y yo se terminó en la isla. Se supone que yo debía estar de regreso a la plácida tranquila que he tenido durabte los últimos años, una vida que anhelo con toda intensidad y que cada vez parece más irreal.
El coche se va alejando por la carretera,
apartándonos cada vez más de la seguridad. Dentro hace calor.
Huele a sudor y a cuerpo de hombre sin lavars