Mundo ficciónIniciar sesión(Diogo)
Entré en el coche, respiré hondo y cerré la puerta con calma. El silencio dentro del vehículo era casi asfixiante. Apoyé un momento la cabeza en el asiento de cuero, con los ojos cerrados, sintiendo la rabia latir como un tambor en el fondo de mi mente. Pero no podía dejarme consumir, la inteligencia siempre es más eficaz que la violencia.
Cogí el móvil, deslicé la pantalla y marqué el número.
—Diogo Montenegro —escuché la voz animada de Heitor al otro lado, con ese acento inconfundible—. Pensé que te habías olvidado de mí.
—Heitor… —mi voz salió baja, firme—. Voy







