Mundo ficciónIniciar sesiónMi pecho subía y bajaba con furia. Le miré tirado en el suelo, gimiendo, la sangre corriendo sobre el mármol blanco.
—Ahora vais a escucharme los dos —mi voz salió grave, controlada, pero cargada de amenaza.
Renato gemía en el suelo, intentando frenar la sangre que le caía por la nariz. Lurdes temblaba de pie, pálida, pegada a la pared como si quisiera desaparecer dentro de ella.
Me acerqué, viéndola intentar retroceder aún más.
—¿Sabes lo que más asco me da? —mi voz vibró con la rabia contenida—. Mirar esta casa, cada maldito detalle de lujo, sabiendo que lo habéis comprado con el dinero que yo mandaba… creyendo que estabais cuidando de mi







