Desperté con la sensación de que ni había dormido. Mi cuerpo dolía, mi cabeza parecía un molino girando sin parar, y todo lo que quería era quedarme acostada cinco minutitos más. Pero tenía que trabajar.
Fui hasta el espejo y miré mi reflejo. Las ojeras todavía estaban ahí, firmes y fuertes. El rostro abatido, los ojos medio sin brillo. Pero lo que más me llamó la atención fue mi expresión... un cansancio que venía de adentro.
Llevé la mano hasta la barriga y respiré profundo.
—Vamos a tratar de tener un día tranquilo hoy, ¿sí? —murmuré, tratando de sonar más firme de lo que realmente estaba.
Después del baño, recogí el cabello en un moño improvisado, me puse ropa ligera y cómoda. Tomé mi bolsa y fui hasta el auto, rogando que la mente parara de dar vueltas un poco. Encendí la radio, puse música calmada y entré a la carretera.
El día estaba claro, hasta prometedor. Pero mi cabeza... mi cabeza todavía estaba en la noche pasada.
"¿Será que realmente va a resolver todo?"
"¿Y si me b