Un escalofrío recorrió mi espalda cuando escuché esos ruidos extraños provenientes de una casa abandonada.
Sentí miedo porque era un camino solitario,esa tarde me dirigía a mi casa;venía del supermercado.
Caminaba de prisa porque mi madrastra,Camila me mandó a comprar los dulces favoritos de mi hermana Mel.
—Más te vale que no te tardes,¡Niña tonta!
Camila es una mujer de carácter rígido y siempre me hace quedar mal con mi padre,por lo que procuro no llevar la contraria.
Mi nombre es Ava Davis,tengo dieciocho años y quedé huérfana de madre a los cinco años.
Al poco tiempo mi padre volvió a contraer nupcias con Camila;de dicha unión nació Mel.
"Ese ruido otra vez."
Me detuve un momento y volví a escuchar gritos. Parecía que estaban torturando a alguien.
Era un sonido gutural, casi animal, que hizo que mi corazón se acelerara.
La curiosidad pudo más que el miedo, así que me acerqué y asomé la cabeza entre las grietas de la vieja puerta de madera.
Lo que ví dentro fue algo que cambiaría mi vida para siempre. Allí estaba él, Liam Jones, atrapado,golpeado y amarrado en una silla.
Su rostro, manchado de sangre,pero el brillo de sus ojos demostraba valentía,a pesar de lo oscuro de la situación no se quebró en ningún momento.
—¿Son tan valientes para golpear a un hombre amarrado? —Protestó con mirada desafiante.
Ellos eran tres contra uno y se burlaban a grandes carcajadas.
—Vamos a sacar un buen dinero al Alfa Jacob,luego veremos si te dejamos ir—dijo uno de ellos.
Permanecí viendo todo desde esa rendija,el jefe de ellos sacó un celular y llamó al padre de Liam.
El hombre airado golpeó su móvil contra el piso y sin dudar decretó la sentencia:
—Tu padre se negó a pagar el rescate,te vamos a quemar vivo. —No tenían ni una pizca de remordimiento por sus palabras.
Uno de ellos roció gasolina a los alrededores de la casa y lanzó un cerrillo.
El fuego comenzó a devorar todo a su paso, ellos se fueron a toda carrera,ni siquiera se dieron cuenta de mi presencia.
Mientras observé aquella escena olvidé por completo mis propios problemas.
No podía permitir que aquello terminara así. Sin pensarlo dos veces, decidí entrar en la casa.
La voz de mi lobo interno llenaba mi mente con murmullos que no entendía.
Solo estaba concentrada en liberar a Liam. Mis manos temblaban al intentar desatar los nudos que lo mantenían cautivo.
Empecé a sentir que el tiempo se acababa,mi corazón latía con desesperación, consciente de que cada segundo contaba.
—De prisa,libérame rápido o moriremos aquí. — Su control de las emociones ante el peligro era admirable.
Finalmente, pude soltar sus ataduras. En ese instante las vigas del techo crujieron mientras el fuego empezaba a consumir todo a su alrededor.
—Salgamos de aquí. –Dije mientras tosía,no podía respirar bien por el humo.
Liam tomó mis brazos para guiarme hacia la salida, pero yo estaba paralizada por el pánico,el fuego nos había rodeado.
Caí de rodillas ante mi inminente muerte,el miedo me bloqueó.
—¡Vamos! — gritó con una voz desgarrada. Fue entonces cuando sentí su fuerza; me levantó y corrió, esquivando escombros y llamas.
Justo cuando nos acercábamos a la puerta, una viga cayó y me golpeó en la cabeza y perdí el conocimiento.
Desperté en una habitación blanca, iluminada por luces frías. Las figuras a mi alrededor eran borrosas.
Un doctor insistía en hacerme preguntas que yo tardaba en responder.
Había salvado a Liam, pero a costa de mi propia salud. Mi memoria se había esfumado.
En medio de la confusión, me di cuenta de que un collar hermoso colgaba en mi cuello.
Esa joya era de oro macizo y tenía la insignia y el nombre de la manada Resplandor.
De inmediato supe que no era mío y me causó curiosidad saber quien me lo había dejado.
Mi madrastra, en su egoísmo habitual, decidió dárselo a Mel, mi hermana menor.
Aquel collar había sido un gesto de agradecimiento de ese joven a quien salvé, ahora adornaba el cuello de la consentida de la familia.