77. Aroma de familia
Ya eran las nueve de la mañana en la casa del bosque, mientras Malcolm, quien había regresado a la casa en las primeras horas de la mañana tras un breve paseo para despejar su mente, ahora se encontraba sentado a la mesa compartiendo el desayuno con los mellizos y Josephine. Aunque se suponía que debía irse, no quería hacerlo, una parte de él deseaba quedarse el resto del día con Josephine, con los niños, pero sabía que no podía. En ese instante, Lyra, con su energía habitual, parloteaba animadamente sobre los sueños que había tenido durante la noche, gesticulando con sus pequeñas manos mientras un mechón rebelde de su cabello castaño caía sobre su frente.
—...y entonces el conejo del bosque nos guiaba hacia una cueva llena de cristales brillantes, ¿verdad, Zac? —preguntó, volteando hacia su hermano que masticaba distraídamente un trozo de pan con miel.
—¿Y a mi qué? ¿Qué tengo que ver? —cuestionó el niño hablando con la boca llena de pan, con algunas migajas en las comisuras de sus l