160. Preparativos en silencio
La casa de la pequeña manada McTavish nunca había estado tan silenciosa como en aquella última noche que precedía a su partida definitiva del Distrito de las sombras. Mientras las piedras de aerolita reducían gradualmente su brillo hasta crear la penumbra que marcaba las horas de descanso en la ciudad prisión subterránea, cada integrante de la familia se movía con una cautela deliberada, empacando únicamente lo esencial para un viaje que cambiaría sus vidas para siempre y del cual no pensaban tener retorno.
Josephine trabajaba meticulosamente en la cocina durante aquella "noche" artificial, envolviendo con cuidado porciones de pan de hongos en telas limpias que había estado guardando durante meses, siempre esperanzada de que algún día pudiera usarlas para un posible escape que ahora, finalmente, se había vuelto realidad.
El pescado de cinco ojos rostizado, que después de cuatro años se había convertido en parte habitual de su dieta, fue dividido en raciones precisas que les proporciona