159. El asombro de River y Logan
—¡Las plantas están bebiendo el agua que cae del cielo mágico! —exclamó el pequeño River con deleite, su voz llena de asombro puro—. ¡Y están contentas de verme! ¡El agua las hace felices!
Logan, no queriendo quedarse atrás de su hermano, extendió su propia mano hacia las plantas, y bajo su toque comenzaron a brillar con una luz dorada suave que contrastaba hermosamente con la luz gris de la tormenta.
—¡Yo también puedo hacer brillitos aquí! —declaró con orgullo, mientras las gotas de lluvia resbalaban por su rostro regordete—. ¡Y se siente diferente! ¡Se siente... libre, como el agua!
Era un momento perfecto: una familia reunida en el umbral entre su pasado cautivo y su futuro libre, con sus hijos más pequeños experimentando por primera vez la magia de la vida natural sin restricciones, mientras la lluvia los bautizaba en su libertad desde las alturas de una montaña que representaba no solo escape, sino la promesa de un refugio seguro que nadie conocía.
Gael se posicionó junto a Malc