169. La batalla por la supervivencia
En el momento que el forajido joven se dobló por el impacto del sorpresivo rodillazo de Josephine, Malcolm ya estaba en movimiento. Su espada salió de su vaina con un sonido metálico, y su primer golpe encontró el costado del líder antes de que el hombre, sin duda alguna un humano, pudiera siquiera procesar completamente lo que estaba sucediendo.
—¡Zacary, Gael, ahora! —rugió Malcolm, mientras su hoja se hundía entre las costillas del barbudo forajido.
Gael no necesitaba que se lo dijeran dos veces, ni tampoco que Malcolm le dijera que debía atacar. Años de combate en el Distrito de las Sombras habían afinado sus reflejos hasta convertirlos en instinto puro. Con dos largas zancadas se acercó a uno de los tres forajidos que quedaban en pie, y su espada encontró la garganta del humano corpulento antes de que este pudiera levantar completamente su propia arma.
—¡Nelly, ve a los caballos! —gritó Gael. Por supuesto, se los robarían mientras los hermanos y Zacary se encargaban del resto.
—¡