Nathaniel consideró sus palabras. Tenía que admitir que había lógica en la perspectiva de Sarah, aunque le resultaba incómoda la facilidad con la que ella podía descartar las vidas perdidas. No es que él fuera mejor persona, porque él pretendía matarlos a todos en el pasado, es solo que, se imaginó que los McTavish tuvieron una muerte espantosa en ese infierno subterráneo, y sentía que debía mostrar cierto… respeto.

—Tienes razón, mi Sarah —admitió finalmente—. Y tienes razón en que deberíamos celebrar. Esto nos da una seguridad que no habíamos tenido desde que tomamos control de las propiedades McTavish.

Sarah sonrió, recuperando inmediatamente su alegría anterior.

—¡Exacto, al fin me comprendes! —exclamó—. ¡Esta noche tendremos una cena de celebración! Invitaremos a mis padres, a algunos de los lores aliados, y brindaremos por nuestro futuro sin sombras del pasado. Les diremos a todos que los McTavish, han muerto en el distrito de las sombras.

Isabella, quien había estado jugando con