—Sí… es demasiado bueno.
—Vamos, Lin, anímate. No dejes que el imbécil de Alaric te afecte por lo que pasó en la mesa. Al fin y al cabo, siempre acaba detrás de ti, olvidando que tiene una prometida —me dice, intentando levantarme el ánimo mientras ambas nos ponemos de pie—. Durmamos un poco, que m