Porque, seamos honestos, no importa lo que diga. Ella quiere pelear. Quiere llorar. Y yo soy el villano perfecto para ambos.
—¿Quieres follar? —pregunto, como un idiota.
Es oficial, soy un genio del desastre. Pero no se me ocurre otra cosa. Ella ama el sexo, y durante estos meses me ha usado como