—Maldición —Alaric murmuró entre dientes, mientras su mirada se deslizaba hacia Gerd, quien aguardaba de pie frente a él—. Dame una pastilla.
Gerd se dirigió al cajón de un mueble en la oficina, sacó un pequeño frasco y le entregó una pastilla. Alaric la tomó sin decir nada, recostándose en su sill