Al abrir la puerta, un hombre de traje oscuro estaba esperando afuera, tan serio como su jefe. Artem le lanzó una mirada de absoluta calma y dio la orden en un tono bajo, casi indiferente.
—Recoge los restos y envíalos a Eusebio Toscano. Dile que eso es lo que pasa cuando alguien intenta sabotear m