403. Comprame algo o mirame llorar.
Narra Dulce
No sé si estamos de vacaciones, prófugas o viviendo la última película porno romántica del mundo. Pero la ciudad es nuestra pasarela y nosotras dos, las reinas sin corona.
Buenos Aires tiene algo… no sé si es el calor pegajoso, el ruido constante o la forma en que todos te miran como si te conocieran.
Pero me excita.
Me hace sentir viva.
Como si el mundo fuera un escenario y yo fuera la protagonista con medias rotas, labios rojos y el alma hecha mierda.
Sami y yo bajamos del hotel al mediodía.
Ella dice que tenemos que “mantener el perfil bajo”.
Yo le digo que me compre una coca o me desmayo.
Casi me mata con los ojos, pero después se ríe. Siempre lo hace.
Vamos por la peatonal, mirando vidrieras, tocando todo, probándonos cosas que no vamos a pagar.
Yo elijo una falda roja con botones dorados y un top que me deja media teta afuera.
Sami dice que parezco “una hija ilegítima de Brisa y una stripper”.
Le digo que gracias. Me encanta.
Ella elige algo más sobrio. Negro, ajusta