193. El que persigue monstruos.
Garra Gomes.
Alguien me sigue, ya lo noto, es sutil pero constante. No me confronta. Me marca. Leal a Ruiz, lo sé. Asesino por vocación. Yo lo llamo fantasma de ojos muertos. Lo vi una vez en Tribunales, esposado, sonriendo como si la sangre fuera un juego. Y ahora está libre. Qué casualidad.
No me importa si me suspenden. No me importa si Asuntos Internos me encierra en una sala durante ocho horas. Yo no hago esto por el uniforme.
Lo hago por esa mujer que me miró una vez como si yo fuera la última tabla de su naufragio.
Voy a encontrar a Ruiz. Voy a encontrar la jaula, y cuando abra la puerta, el que va a salir no va a ser un héroe. Va a ser el monstruo que aprendí a ser para poder enfrentarlo.
El humo del cigarrillo apenas se disipa en el aire denso del bar. Es un lugar sórdido, sin cámaras, con un mozo que no pregunta y una luz de neón azul que parpadea sobre nuestras cabezas como una advertencia. Brisa llega tarde, como siempre, caminando con esa cadencia lenta de quien sabe qu