Capítulo 131. Aceptación pública.
Entre propuestas, consultas y consejos, Salomé se distrajo con la preguntas de lo que quería para sus invitaciones. No había pensado en ellas.
—No te sientas presionada— dijo Nerina. —Todo augura buenos días venideros.
Salomé asintió. Tenía una entrevista en las próximas horas y la presentación en la noche. Y los preparativos de su boda la iban a absorber.
—¿Tu madre dijo algo?
—Lo digo yo— señaló la muchacha con tranquilidad. —Mientras ese anillo permanezca en tu dedo, los protege una orda de espíritus que quieren el mundo equilibrado.
La mujer de blusa de cuello alto afirmó con la cabeza, aunque no entendió en realidad. Ella siempre hablaba de esa manera y aunque tenía razón, siempre lo descubría cuando esas palabras las había olvidado.
—Empecemos por la fecha, cuando eso se aclare, tus ideas sobre el resto llegarán más limpias— la animó la otra mujer de cabello rubio hasta los hombros. —Revisa entre las propuestas la que más se ajusta a tí y la apartamos en la iglesia que elegi