Liah
Mi mente estaba a mil horas: pasaba de un problema al otro imaginando miles de escenarios catastróficos donde Demetry y Leandro eran los protagonistas. Desde que visité a Kira a dejarle las cosas claras, pude notar que entre ellos nada está bien, aunque lo intenten disimular.
Kira no es una santa y Demetry tampoco es perfecto. Ninguno de los dos se merece, pero según Leandro, a él no le gusta fracasar y a mi hermana menos, por lo que temo que un día exploten, se sepa la verdad y el infierno se desate para nuestras familias.
—Liah,— escucho a mi esposo sexy —, es muy temprano, ¿dormiste bien? Te sentí incómoda.
—Pesadillas, preocupaciones, estrés del trabajo, nada que preocuparse. —Le entrego su taza de café mientras me da un beso.
—No me dijiste que fuiste a visitar a Demetry —dice en tono de reclamo.
—No lo visité a él, sino a hablar con mi hermana. No crucé más de dos frases con él.
—No tenías que ir a su casa, es más, ¿cómo sabes dónde vive?
—Leandro, no empieces con esos celo