LEANDRO
No me gusta el comportamiento de Demetry, ni lo que estoy viendo en esta habitación. Cuando escuché ruidos pensé cualquier cosa, pero… Nada más escuchar el nombre de Liah no necesité mucho para reaccionar y acudir al caos. No sé qué me pasa con esa pesada.
Debería dejarle que se ahogue en su desdicha y victimización por el idiota del cual está enamorada.
—Hice una pregunta —interviene Demetry.
—Nada. Solo, ¿me puede dejar a solas, por favor? —nos pide Liah.
Ambos salen, mientras miro a las otras mujeres igual de molestas. Liah me observa con sus mejillas rojas, al igual que sus ojos. No me gusta.
Nio se acerca a ella con mucha confianza, susurrándole algo que la hizo sonreír.
—No tengo idea de lo que acaba de suceder aquí, pero jamás se te vuelva a ocurrir aceptar la culpa de algo que ha hecho esa… mujer. ¿Entonces?
—Estoy de acuerdo con Leandro, Liah. —Comenta la prima.
—Nio, vamos.—Se va sin muchas.
—Espera, ¿le contaste a Demetry algo? —me pregunta al acercarse a mí. —Se ve