Leandro
Jamás había sentido tanta rabia como en este momento, y sí que he pasado por rabias en mi vida, pero nunca como hoy. Por eso estoy hablando sin pensar, pero no me retractaré.
—Leandro.
—Te vienes conmigo a la ciudad, hoy mismo. —Le repito —. No voy a tolerar que te insulten ni un minuto más.
—¡¿Qué?! No.—Se interpone la señora Bailey—. Mi hija es una niña de bien, y saldrá de esta casa como Dios manda. Casada por la iglesia del pueblo.
—¡Bailey!
—No sé qué demonios te pasa, no sé de dónde sacas tu información, pero doy fe de que mi hija sigue siendo la niña que he criado, a ella no me la vas a tratar como una cualquiera por tu machismo sin control.
—Pero Kira dijo...
—¡Otra vez, Kira! —grita Liah. —¿qué va a saber de mi vida?
—¡No me hables! —Grita y Liah me toma de la mano antes de que responda.
El señor Lois mira a todos lados.
—¡Ya basta! — interviene Bailey —.Lois y Leandro, se calman. Liah no va a ningún lado y no se discute más.
—No la dejaré aquí, en manos de un troglodi