CAPÍTULO 60
IGNACIO
Siempre supe que este día llegaría, aunque no tan pronto.
Hoy Monserrat recibe lo que para muchos sería un sueño imposible: la empresa, las fábricas, las marcas, los bienes, todo lo que construyó la familia Belmont durante generaciones… ahora le pertenece por completo. Y lo sé mejor que nadie, porque fui uno de los primeros en enterarme del plan de su abuelo.
El viejo es un hombre astuto, brillante, de esos que parecen tener siempre tres movimientos de ventaja sobre el resto. Y entendí de inmediato por qué hizo la transferencia antes de la boda: quería que todo fuera legalmente sólo de ella. Que nada ni nadie, ni siquiera yo, pudiera reclamar un porcentaje.
Lo respeto. Me parece justo. Porque si algo necesita Monserrat, es sentir que su camino lo ha labrado ella sola. Y yo no estoy aquí por dinero. Nunca lo estuve.
Soy empresario, sí, y vengo de una familia que construyó lo suyo a pulso. Nuestra empresa transportista creció desde unos pocos camiones viejos hasta un