CAPÍTULO 23
JULIÁN
Leonardo estaba acomodando unas cañas de pescar en la parte trasera de la camioneta cuando me acerqué. El resto de los chicos seguía conversando a pocos metros, pero yo necesitaba contarle lo que había pasado la tarde anterior.
—¿Qué tal la pesca? —le pregunté, apoyándome en la carrocería.
—Entretenida. ¿Y tú? —me lanzó una mirada cómplice—. Me imagino que tu día en la playa estuvo… interesante.
Me acomodé el cabello con una mano y sonreí de lado.
—Digamos que fue más que interesante.
—A ver… cuéntame.
—Primero, me la encontré sola, sentada en la arena, mirando el mar como si estuviera en una postal —empecé, exagerando un poco el tono—. Y claro, me senté junto a ella. No hablamos al principio, solo nos quedamos escuchando las olas, y ahí… fue como si todo encajara.
—Ajá… —Leonardo me miraba con media sonrisa.
—Después empezamos a hablar de nosotros, de lo que sentimos. Y, bueno… creo que fue bastante evidente que no solo somos amigos. Hubo confesiones, miradas, y…