Se escuchó una respiración cortante al otro lado de la línea. Luego, la voz de Jalen se volvió fría.
—No conozco a Bruno. Díganle al señor Evans que puede hacer lo que quiera con él. No tengo ningún problema.
El corazón de Bruno se desplomó.
—¿Qué? —su mente daba vueltas, incapaz de creer lo que acababa de oír.
Jalen lo había abandonado… lo había dejado a merced de Dave.
El pánico le arañaba el pecho. La desesperación quebró su voz.
—¡Señor Burke! ¡Todo lo que hice fue por usted! ¡Si la policía se entera, también lo arrastrará a usted! ¡Tiene que ayudarme!
La respuesta de Jalen fue como una puñalada al corazón.
—¿Qué hiciste por mí? Deja de decir estupideces. Todo eso fue idea tuya, no tiene nada que ver conmigo.
Su tono se volvió aún más gélido.
—No soy tan tonto como para dejar pruebas. Tú solo fuiste una herramienta, Bruno, nada más. ¿De verdad pensaste que eras algo más? Cúlpalte a ti mismo por meterte con la persona equivocada. Y no sueñes con arrastrarme contigo.
La última esper