Bianca soltó un suspiro suave. Sentía el dolor en cada palabra de Reese. Pero no era momento de compadecerse. Lo más importante ahora era ayudarla a resolver todo esto y hacer que su tía y su esposo enfrentaran las consecuencias.
—¿Todavía hablas con tu profesora de secundaria?
Reese asintió levemente. Un poco de luz volvió a sus ojos.
—Sí, seguimos en contacto. Le debo mucho. La visito siempre que puedo para darle las gracias.
—¿Recuerdas los lugares donde trabajaste?
Reese se mostró algo confundida, pero volvió a asentir.
—Sí, los recuerdo.
—Entonces, por favor, dame sus datos de contacto y direcciones —dijo Bianca con firmeza.
Los ojos de Reese se agrandaron.
—Bianca, ¿qué estás planeando?
Bianca le dedicó una sonrisa tranquila.
—Creo que toda acción deja huella. Voy a ayudarte a exponer lo que hicieron. No volverán a molestarte.
Al escuchar eso, Reese sintió un leve alivio. Su tristeza comenzó a disiparse poco a poco.
—Gracias, Bianca. No quise ocultarte nada. Solo… no quería